La venganza de Von der Leyen contra el lobo
Todo comenzó en la región alemana de Baja Sajonia, donde la familia Von der Leyen posee una finca. Aquí, la mujer más poderosa de Europa mantiene sus caballos — una vieja pasión — y aquí, el 1 de septiembre de hace dos años, un lobo atacó y mató a Dolly, uno de los ponis de la presidenta. El autor del ataque fue un ejemplar identificado por las autoridades alemanas —se le había asignado el código GW950m— y ya se le había relacionado con otros ataques al ganado.
Menos de un mes después, la Comisión Europea anunció el inicio de un proceso de «profunda reflexión» sobre la relación con los lobos. Hoy, tras dos años de debates en el Parlamento Europeo y encuentros con lobbies y grupos de interés, el gobierno comunitario ha decidido: el lobo ya no debe ser clasificado como «estrictamente protegido», sino solo «protegido». Una medida que facilitará los abatimientos. Para que el cambio sea oficial, se necesita la aprobación de la mayoría de los ministros de Medio Ambiente de los países europeos, lo cual no debería ser difícil de obtener.
La prensa europea ha ironizado mucho sobre el vínculo entre esta decisión y la muerte de Dolly, mezclando intereses personales y acción política con un vago sabor a Ancien Régime. Pero no es la única interpretación posible. «Algunos especulan que el interés de Ursula von der Leyen por el tratamiento legislativo de los lobos podría tener que ver con el episodio en el que un lobo mató a su amado pony Dolly, sin que las autoridades alemanas lograran capturarlo» — escribe la revista Politico — «pero otros destacan que facilitar el abatimiento de los lobos ha sido una propuesta de larga data de su familia política, el Partido Popular Europeo». La libertad para cazar grandes carnívoros — sobre todo osos y lobos — es una de las demandas de las asociaciones de agricultores, cazadores y habitantes de algunas zonas rurales. Todos grupos históricamente cercanos a la derecha en muchos países europeos, incluida Alemania. En un contexto de crecimiento de las derechas radicales y retrocesos en las políticas ecológicas europeas, la guerra de Von der Leyen contra los lobos parece una consecuencia lógica.
Grupos ecologistas y animalistas se han alineado en contra de la decisión de Europa. «Este es un anuncio escandaloso que no tiene ninguna justificación científica, sino que está motivado exclusivamente por razones personales», escribe Sabien Leemans del WWF. «Según una encuesta publicada recientemente, el 68% de los habitantes de las áreas rurales cree que los lobos deberían estar estrictamente protegidos y más de dos tercios (el 72%) coinciden en que los lobos tienen derecho a coexistir con los seres humanos», se lee en la nota de la asociación.
Los lobos en Europa han estado al borde de la extinción. Presentes desde tiempos antiguos, entre los años 70 y 80 del siglo pasado su presencia se había reducido al mínimo. Con las primeras políticas de protección, se detuvo el declive, y en los últimos diez años, gracias a los programas de reintroducción, su número ha pasado de 12,000 a 18,000. El país europeo con mayor presencia es Italia. En España, en 2021 había aproximadamente 2,500 ejemplares, casi todos en Galicia, Asturias y Castilla y León. A pesar de la prohibición de la caza y un plan gubernamental para aumentar las manadas, en el verano de 2023 se declaró extinto al lobo andaluz.