Vuelve el ejército alemán
Campaña de publicidad del ejército alemán
Tras la Segunda Guerra Mundial y los crímenes de la Wehrmacht, el ejército en Alemania ha sido casi invisible. No se celebran grandes desfiles militares ni conmemoraciones como el Día del Veterano, algo que va a cambiar muy rápido en el Zeitenwende.
El Ministro de Defensa alemán del partido socialdemócrata SPD, Boris Pistorius, pedía este sábado más "respeto y reconocimiento" al ejército en su país. Estas fueron sus palabras en la ceremonia de cierre de los Invictus Games, una especie de Juegos Olímpicos para veteranos de guerra creado por el príncipe Enrique de Inglaterra hace nueve años y que, en esta ocasión, y no por casualidad, se celebraban en Alemania. “Los soldados son festejados como héroes aquí”, explicaba un reportero del semanario Der Spiegel que se acercó al lugar, en el que no solo el deporte tenía su espacio, sino también los uniformes, los vehículos blindados y la parafernalia militar, todo ello en un ambiente familiar y festivo.
La Asociación del Ejército Alemán (Deutscher Bundeswehrverband), que representa a 200.000 soldados y reservistas, aprovechó la celebración del evento para pedir que se cree un Día del Veterano para honrar a los soldados de las Fuerzas Armadas alemanas que perdieron sus vidas o resultaron gravemente heridos en misiones en el extranjero, como por ejemplo en Afganistán. Es lo mismo que ha pedido la Delegada del Bundestag para la Defensa, la diputada del SPD, Eva Högl. Su partido, que gobierna en coalición con verdes y liberales, quiere llevar dicha propuesta al parlamento.
La discusión sobre la introducción de un Día del Veterano en Alemania, desde luego, cobra especial relevancia en relación con los peligros de un eventual enfrentamiento militar directo entre la OTAN y Rusia. Los esfuerzos militares y el simbolismo en ese sentido, con un énfasis excesivo en el compromiso militar y en la militarización, que ya avanza en el país, agravan de hecho la situación y aumentan la probabilidad de dicho enfrentamiento militar. El co-Presidente del partido de izquierdas Die Linke, Martin Schirdewan, calificó la idea como de anticuada y aseguró la semana pasada a la televisión pública ZDF que “las heridas y las marcas que deja la guerra no se borran con la escenificación de un día del héroe nacional”. Además, explicó que, de ese modo, se fomenta la militarización y la glorificación de la guerra.
El ejército en el interior era tabú
El debate sobre la creación de un Día del Veterano no es nuevo, ni tampoco un invento del SPD. Ya en 2012 el por entonces Ministro de Defensa de la eterna canciller Angela Merkel, del partido cristianodemócrata CDU, trató de crear un día del veterano sin éxito. Sin embargo, el desarrollo político del SPD, que en sus inicios fue un partido que abogaba por la justicia social y la paz, plantea preguntas sobre su desviación de dichos valores y sugiere una adaptación a una agenda política que favorece la militarización y un mayor enfoque en los asuntos militares.
El ejército alemán, hasta ahora, ha sido casi invisible en el país. Durante la pandemia, los alemanes volvieron, de repente, a ver soldados por las calles de sus ciudades. Formaban parte del apoyo a los centros de vacunación o de test de coronavirus. Incluso para esta tarea de emergencia, hubo debate entre los partidos de si ello era lo correcto, ya que las actividades del ejército en el interior del país eran hasta entonces una especie de tabú. También en los medios de comunicación se familiarizaron con la figura del general Carsten Breuer, que ahora ha sido nombrado el máximo comandante del Bundeswehr. Breuer tiene un carácter afable, simpático, y le ha tocado uno de los momentos mas complicados de la historia de posguerra europea. Tras la pandemia tuvieron lugar varias catástrofes relacionadas con el cambio climático en las que también su tropa tuvo que prestar ayuda. Pero la imagen del ejército, sin embargo, no es muy positiva. A pesar de los esfuerzos publicitarios, el reclutamiento de más personal a raíz de lo que se entiende como nueva situación para la seguridad alemana no están dando los frutos esperados, sobre todo porque al mismo tiempo se fueron: 19.500 dejaron de ser soldados en 2022.
La pregunta fundamental en este debate de la remilitarización de Alemania concierne a la historia, en particular, a las dos guerras mundiales del siglo XX que fueron iniciadas por Alemania y condenadas como agresiones imperialistas y crímenes contra la humanidad. La remilitarización del país sin una reflexión crítica sobre este oscuro pasado puede interpretarse como una minimización de estos crímenes y un desprecio hacia las víctimas.
En Alemania no se celebra un desfile militar abierto al público, un evento para las masas, desde el nazismo. Al menos en la República Federal, ya que en la República Democrática sí se celebraron grandes desfiles militares. Dentro de las dependencias del ejército, sin embargo, sí se celebran desfiles y actos protocolarios, así como en cancillería o para agasajar a personalidades. Ese fue el caso de Merkel, despedida con una ceremonia militar típica alemana que se celebra de noche y con antorchas denominada “Großer Zapfenstreich“ (gran toque de retreta, en espanol) y a la que la canciller quiso quitar peso con una canción de la cantante de punk Nina.
La remilirarización del país, ¿más seguridad? ¿nuevos peligros?
Sin entrar en la presencia de tropas y bases americanas, que son un tema aparte, la militarización tras la guerra en Alemania ha ido en aumento, pero la invasión de Ucrania en 2022 se entiende un punto de inflexión. No fue hasta noviembre de 1955, una década después del fin de la segunda guerra mundial, que se creó lo que hoy conocemos como ejército alemán o Bundeswehr con el argumento de hacer frente a la supuesta amenaza soviética. Un ano después se introdujo el servicio militar obligatorio, que a partir de finales de los 60 se podía sustituir por un servicio civil y cuya obligatoriedad se suspendió en 2011. Este servicio obligatorio existe aún y puede ser reactivado en caso de un estado de guerra. La constitución alemana contempla la objeción de conciencia al servicio militar obligatorio, no al civil. El ejército alemán es un “ejército del parlamento”, es decir, que sus actuaciones deben ser aprobadas por la soberanía popular ahí representada. Es además un ejército profesional desde que ya no hay apenas voluntarios.
Es en ese contexto que el pasado 16 de junio el gobierno alemán presentaba la primera “Estrategia de Seguridad Nacional” desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. En ella Alemania se atribuye textualmente "un responsabilidad especial internacional y en Europa para la paz, la seguridad, el bienestar y la estabilidad“. Así mismo, el papel declara a Rusia "por tiempo indeterminado la mayor amenaza para la paz y la seguridad en el espacio euroatlántico“ y China es "un rival sistémico“.
La pregunta fundamental en este debate de la remilitarización de Alemania concierne a la historia, en particular, a las dos guerras mundiales del siglo XX que fueron iniciadas por Alemania y condenadas como agresiones imperialistas y crímenes contra la humanidad. La remilitarización del país sin una reflexión crítica sobre este oscuro pasado puede interpretarse como una minimización de estos crímenes y un desprecio hacia las víctimas. Algo semejante a la expresión de Alexander Gauland del partido ultra Alternativa por Alemania (AfD) que denominó al nazismo y a sus seis millones de víctimas judías “una cagada de pájaro” en lo que él considera la gloriosa historia del pueblo alemán. Máxime cuando la AfD no para de subir en las encuestas y dentro del ejército hubo tantos casos de extrema derecha que se creó un plan para "limpiar“ la tropa.
Sin embargo, la reacción ante la invasión rusa de Ucrania del canciller alemán Olaf Scholz fue crear un patrimonio especial de 100.000 millones de euros para rearmar y modernizar el ejército, que ha sido anclado en la constitución y estas cuestiones pasaron a un segundo plano. Es el mayor aumento para la defensa después del fin de la gran guerra. En el plano interno, este aumento viene de la mano de recortes sociales. En el plano internacional: "Actuamos en conciencia de nuestra historia y nuestra culpa, que nuestro país tiene por haber desatado la Segunda Guerra Mundial y la fractura civilizatoria que supone el holocausto“, escribe el gobierno en la estrategia citada más arriba, donde se agradece a los aliados durante la guerra y la posguerra, pero no así al ejército rojo. En un momento en que el mundo más allá de los países que componen la OTAN buscan soluciones pacíficas para los conflictos internacionales y la incertidumbre geopolítica crece, Alemania se encuentra en una encrucijada de posibles conflictos sobre si es ésta la respuesta adecuada a los desafíos actuales. Este debate requiere una reflexión crítica sobre el pasado y una seria consideración de las consecuencias a largo plazo para el desarrollo de la sociedad y los esfuerzos globales por la paz.