El País alaba la figura de Henry Kissinger tras su muerte
Henry Kissinger, que fuera secretario de Estados de EEUU bajo las presidencias de Richard Nixon y Gerald Ford (1969-1977), ha muerto a los 100 años en su casa de Connecticut. El responsable de los bombardeos en Vietnam e ideólogo del golpe de Estado de Pinochet en Chile, entre otros muchos ataques a la democracia en América Latina, es definido por El País como un adalid del “pragmatismo” y la “realpolitik”.
En un obituario firmado por Macarena Vidal Liy, El País considera que “su estilo de diplomacia buscaba lograr objetivos prácticos, más que guiarse por principios o exportar ideales políticos”. Sin embargo, “para sus detractores” y no para la periodista que firma la pieza fue “una combinación de Maquiavelo y Mefistófeles que nunca llegó a rendir cuentas de unas acciones que dejaron enormes daños y dolor en los países perjudicados”.
El periódico del Grupo Prisa destaca las conversaciones de Kissinger con la URRS que “abrieron una vía para modular las tensiones entre las dos superpotencias” y lideró las negociaciones para los acuerdos de paz de París con Vietnam del Norte que permitió salir a EEUU de una “guerra impopular, costosa y que parecía interminable”.
Kissinger fue una de las figuras claves que construyó la estrecha relación de Israel con Estados Unidos, permitiendo con ello la impunidad del Estado sionista respecto al genocidio contra el pueblo palestino. A pesar de ello, para El País el ex secretario de Estado de EEUU “amplió lazos entre Israel y sus vecinos árabes” tras una “maratón” de 32 días en los que consiguió separar al Estado judío y a Siria d los Altos del Golán.
Sobre su papel al frente de golpes de Estado y genocidios posteriores tanto en Argentina como en Chile, para la periodista Macarena Vidal se debe a “su miedo al establecimiento de regímenes de izquierdas en América Latina”. Al responsable de la desestabilización del Chile gobernado por Salvador Allende “nunca le abandonó la polémica”.
Haber sido un criminal de guerra no es impedimento para que la autora del obituario humanice a Kissinger, de quien apunta que “durante una década se granjeó fama de mujeriego pese a no ser exactamente un Adonis”.