El País vuelve a pedir apoyo incondicional a la guerra en Ucrania en un ambiente de creciente cuestionamiento del conflicto
Con un editorial muy claro, aunque parco en palabras y explicaciones, el diario El País insiste en la importancia de mantener el “apoyo material” de Occidente a Ucrania con el envío de más “armas, entrenamiento, asesoramiento, financiación”, en lo que considera un momento “que no invita al optimismo” para el país.
Las razones para mantener dicho apoyo no quedan demasiado claras en la pieza, donde El País reproduce la doctrina marcada hasta la fecha desde Bruselas y Washington de mantener abierto el conflicto, sin abrir la posibilidad a acuerdos de paz en la región. Una paz que pudo producirse hace tiempo: las últimas informaciones publicadas sobre la pacificación frustrada en Ucrania han llegado de voz de los propios participantes del equipo negociador ucraniano en los diálogos de la pasada primavera de 2022 en Estambul, en los que, según narran, la delegación británica liderada por Boris Johnson se negó a aceptar los términos del acuerdo, que se centraban en que Ucrania rechazase su ingreso en la OTAN.
El País apunta a los riesgos de figuras populistas de extrema derecha como Trump o Wilders para el apoyo de la misión militar ucraniana, aunque ignora deliberadamente el uso de ese mismo populismo en este conflicto —durante meses, la Polonia de extrema derecha fue una de las principales valedoras del conflicto, hasta que vio peligrar sus intereses en Europa— así como silencia cualquier posicionamiento pacifista enunciado desde la izquierda europea. De hecho, en su interés por legitimar las posiciones atlantistas probélicas, cada vez más erosionadas en la opinión pública, El País ha necesitado ofrecer su tribuna a voces que las legitimen y puedan recabar simpatías ante la evidencia de la insostenibilidad de este conflicto armado y el sufrimiento de sus víctimas.
Tampoco hay claves militares claras en la pieza: si bien el diario invita a no “subestimar” a Rusia, advierte asimismo de la “erosión” sufrida por el país y de su potencial recuperación, así como celebra los “avances” ucranianos, aunque no especifica cuáles son. El País denuncia también el retraso en la entrega de munición por parte de Europa en su editorial, y afirma que “la entrega de municiones se desarrolla a un ritmo muy inferior al deseado: la UE solo ha proporcionado 300.000 del millón de piezas prometido en marzo pasado para el mismo mes del año que viene”. Sin embargo, nunca antes la Unión había desembolsado una inversión parecida en un conflicto armado, con un aumento en el gasto militar que nos devuelve a niveles de la Guerra Fría.
Josep Borrell, Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, declaraba en octubre que la victoria ucraniana es “la prioridad” en la seguridad de la Unión Europea. Precisamente, la ampliación europea es uno de los pocos argumentos que esgrime el editorial para mantener ese apoyo para conveniencia de Europa, afirmando que “Ucrania merece ese apoyo, que además interesa a la Unión Europea para su futura ampliación”. Sin embargo, la adhesión del país eslavo que muchos dan ya por hecho (Zelenski anunció junto a Sánchez en la cumbre de Granada que sería en el plazo de dos años) no es un asunto que esté ni mucho menos zanjado en el seno de la Unión. El propio expresidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, advertía en octubre de que "Ucrania es totalmente corrupta" y cuestionaba abiertamente la posibilidad de adhesión y la necesidad de reformas masivas en el país para lograrla.
No obstante, El País pasa de puntillas por lo que define como “serios problemas internos” en Kiev, sin embargo, la inestabilidad del país es evidente y otra noticia publicada en el mismo diario y el mismo día dan fe de los hechos: el País recoge también las palabras del alcalde de Kiev, el exboxeador Vitaly Klitschko, (que se hermanó con Barcelona en tiempos de Ada Colau), uno de los protagonistas de las revueltas de Maidán que ascendió al poder bajo el régimen emergido tras las protestas de claro corte derechista. Klitschko se postula como figura emergente en la política nacional y quiebra “la tregua” política en el país marcando distancias con Zelenski a cuenta de su “autoritarismo” y su incapacidad para la gestión del país. La popularidad de Zelenski ha caído sensiblemente en los últimos meses y muchos critican ya su resistencia a convocar elecciones. A ello se suman las voces discrepantes de su equipo que han aflorado en medios occidentales, como el sonado artículo de Time en la que se le retrataba como un líder aislado y obsesionado con la victoria, o las recientes declaraciones de Arestovich sobre la crisis de desertores militares en el ejército.