La llegada de Broncano a TVE
En abril de este año el Consejo de Administración de RTVE aprobaba el fichaje del presentador David Broncano para realizar dos temporadas, 320 emisiones, de su célebre programa La Resistencia en prime time. La Revuelta, como pasa a llamarse esta nueva versión producida por la televisión pública, ha causado numerosas polémicas desde su anuncio engrandeciendo así la expectación por su estreno, pero también las presiones por la audiencia en una franja horaria que compite con El Hormiguero, El Intermedio, First Dates y Babylon Show.
Por lo adelantado hasta la fecha sabemos que La Revuelta no innovará excesivamente dentro del formato del anterior programa puesto que contará con casi el mismo equipo y colaboradores. El propio presentador expresó que RTVE no les había puesto líneas rojas más allá de restricciones para el lenguaje soez y temas delicados en el primer cuarto de hora, horario protegido, de la emisión. Sin embargo el foco mediático no se ha centrado en los contenidos del programa o en la voluntad de RTVE de competir con los canales privados y las plataformas de streaming. Tanto en periódicos digitales como en redes, en El Hormiguero e incluso ante el Congreso de los Diputados por boca de Feijóo se ha intentado crear una “sombra retorcida” en torno al nuevo show, o así lo expresó Broncano durante el FesTVal en Vitoria este pasado 4 de septiembre. Desde la firma en abril el público ha conocido una escalada de titulares y polémicas entre las cuales encontramos el escándalo en torno al elevado precio del programa (28 millones por dos temporadas, 90.000 por episodio), cifra que se queda corta comparada al medio millón de euros invertidos en cada episodio de MasterChef; las acusaciones de mal uso de los fondos públicos que establecían una relación entre el contrato de Broncano y los apuros presupuestarios de otros sectores, como si el presupuesto de RTVE saliera de los fondos para los enfermos de ELA o de las partidas de la Guardia Civil; o directamente las declaraciones de Juan del Val, colaborador en El Hormiguero, acusando a Presidencia de manipular la elección para “hacer daño al programa”. Declaraciones estas secundadas por Feijóo en sede parlamentaria: “Entre el programa que quiere llevar a las noches de TVE, más los pinganillos que han traído a este Parlamento, se financiaba la ley ELA y sobraba dinero”.
La derecha mediática no ha dejado pasar la oportunidad de ver un acto rutinario y autónomo de un organismo público como otra prueba más de la supuesta deriva autocrática del gobierno de coalición
La decisión de producir La Revuelta la tomó por votación el Consejo de Administración de RTVE, órgano compuesto de 9 miembros elegidos por el Congreso de los Diputados y representativos de las opciones políticas que forman el parlamento. No obstante, la derecha mediática no ha dejado pasar la oportunidad de ver un acto rutinario y autónomo de un organismo público como otra prueba más de la supuesta deriva autocrática del gobierno de coalición. Los ataques conservadores al fichaje de Broncano han servido a un doble propósito. Por un lado, el hecho ha sido presentado como un uso ilegítimo de fondos públicos por parte del “sanchismo” para atacar, que no competir, con El Hormiguero, espacio televisivo abiertamente crítico con el gobierno progresista. Por otro lado, se continúa presionando a las figuras mediáticas que manifiestan algún tipo de posicionamiento de izquierdas, como ocurriera con la ofensiva contra la también cómica y presentadora Inés Hernand por su papel en la Gala de los Goya este año, por ejemplo. En palabras de Broncano durante el FesTVal: “A nivel personal lo he llevado bastante bien porque tengo esa suerte de ser tranquilo, pero que te pongan en el foco mediático tan brutalmente, con una cosa falsa, te puede reventar (…) Poner ese peso sobre nosotros, es una utilización tan loca, cruel y falsa que es vergonzoso”.
El ruido generado a raíz del episodio de Broncano, además, silenció la lluvia de críticas que caía sobre la figura de Pablo Motos a finales de 2023 cuando un espontáneo #metoo iniciado por Facu Díaz expuso la censura y el sabotaje profesional que la productora, y el presentador del programa personalmente, ejercían contra actores, cómicos o viñetistas que alguna vez criticaron o se burlaron del programa. A día del estreno de La Revuelta la narrativa hegemónica describe RTVE como un bastión tomado por una izquierda antidemocrática que desea instrumentalizar la televisión pública para su agenda partidista. Hablamos de la misma televisión pública cuyas otras dos grandes programaciones principales para esta temporada son Los Iglesias. Hermanos a la obra, programa de reformas donde fondos públicos servirán para remodelar mansiones de famosos como Omar Montes o Ana Obregón, o la 9ª edición de MasterChef en la que se espera la participación de Cristina Cifuentes, expresidenta de la Comunidad de Madrid por el PP.
Lo visto hasta ahora nos muestra que la derecha no sólo ha conseguido capitalizar la nueva programación de TVE a favor de su narrativa política, también ha ganado una vez más la capacidad de establecer los marcos de la discusión. Han elegido a su enemigo cultural: un programa de entretenimiento pensado para la juventud de la mayoría de espectros políticos, sin contenidos ni eslóganes explícitos y de contenido mucho menos crítico que El Intermedio, en su misma franja horaria, por ejemplo. Han convertido a un humorista sin afiliación ni proyecto político más allá de su sensibilidad progresista en un mártir de la izquierda y el nuevo rival a batir revitalizando con ello la carrera de un Pablo Motos cada vez más politizado e irónicamente transformado en la nueva resistencia. La elección de Victoria Federica de Marichalar, sobrina del Rey, como invitada de Motos para el día en que se estrena su nuevo contrincante parece confirmar que asumen el papel que ellos mismos se han diseñado en la inventada contienda. Por otro lado, la imagen que La Revuelta ha subido hoy a sus redes (en la que se ve a Broncano y Motos besándose) parece indicar que han mordido el anzuelo.
Aún no está claro si el joven presentador logrará romper los récords de audiencia de Motos, lo que sí se aprecia ya es que la irrupción del programa en la franja de máxima audiencia sienta un escenario de confrontación desequilibrado que favorece el marco conservador. Un programa de sátira y humor con entrevistas a iconos pop será el contendiente ideológico de un institucionalizado show que se permite entrevistar a líderes de la ultraderecha, criticar abiertamente al gobierno y esparcir bulos durante sus tertulias.