Los medios de comunicación politizaron la victoria de Ucrania en Eurovisión 2022

Ni Eurovisión es un simple festival de música ni los medios de comunicación son neutrales
May 14, 2022, Turin, Italy: Kalush Orchestra (Stefani?) Ukraine during the Eurovision Song Contest Grand Final on 14 May 2022 at Pala Olimpico, Turin, Italy. Photo Nderim Kaceli.,Image: 691447594, License: Rights-managed, Restrictions: * Italy Rights Out *, Model Release: no, Credit line: Nderim Kaceli / Zuma Press / ContactoPhoto
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Eurovisión 2024 ha estado marcado como nunca por la participación de Israel. Las manifestaciones en Mälmo, ciudad que albergaba el festival, así como los abucheos a la representante israelí durante sus actuaciones y los guiños a Palestina por parte de otros cantantes han sido muestra de ello.

La Unión Europea de Radiodifusión (UER) se ha amparado siempre en que es un festival apolítico, pese a que en su día expulsó a Rusia tras la invasión de Ucrania. Precisamente la victoria del país liderado por Zelenski fue vista en clave política desde los medios de comunicación:

Los 40 Principales, emisora de radio musical perteneciente al grupo Prisa: “Europa gana a Putín: Ucrania se proclama ganador de Eurovisión 2022 con la canción ‘Stefania’”.

La Ser: “Ucrania gana Eurovisión 2022 en plena invasión rusa”, donde se muestra la victoria como “un canto a la paz”. Agregaban que el triunfo de los ucranianos en el festival “ha sido importante no solo musicalmente sino también moral y mediáticamente una respuesta del pueblo europeo a Vladimir Putin y la ofensiva rusa en el país”.

El Mundo por su parte titulaba: “Ucrania también resiste a Putin desde Eurovisión”. En esta pieza, aseguraban que desde Kiev no se plantearon suspender la participación, sino todo lo contrario: “Creen más importante que nunca que Ucrania esté presente en un certamen de tanta repercusión y tan vinculado con la identidad europea”. Es decir, Eurovisión fue para Ucrania tanto un altavoz político como un símbolo identitario al que se quieren aferrar.

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Así pues, también afirmaban que “el silencio habría sido otra victoria para Putin” y que “cuya irracional locura ha dejado a Rusia fuera del eurofestival este año”. Una justificación política de por qué Ucrania tenía que estar representada en el festival musical mientras señalan a Putin como un ser irracional, algo lógico teniendo en cuenta la invasión que empezó hace ya más de dos años. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con Israel y Palestina: blanqueamiento del país de Netanyahu y ocultación de símbolos en apoyo a la población palestina.

Sobre los símbolos, la misma pieza de El Mundo señalaba que Kalush Orchestra, el grupo ucraniano ganador, aprovechó el momento para hacer referencias a la invasión a Ucrania: “La banda aprovecha como es lógico todas las herramientas a su alcance para reivindicar a su país en una situación tan desgarradora. La escenografía o el propio vestuario de los integrantes del grupo, así como algunos de los instrumentos empleados, remiten a la cultura ancestral ucraniana”.

Acerca de este apoyo a través de mensajes explícitos en la propia gala, también El Mundo dedicó una pieza a un cartel que mostró el grupo: “Los representes de Ucrania en Eurovisión muestran un cartel de ‘Ternopil’, una localidad bombardeada por Rusia antes de su actuación”.

Lo que por aquel momento se veía como “lógico” —pese a que aseguraban al mismo tiempo que “Eurovisión es un certamen en el que no tienen cabida mensajes políticos explícitos”—, ahora se ve como algo “polémico” respecto a símbolos palestinos:

Pieza de El Mundo ahora: “Un pañuelo palestino desata la polémica en la primera semifinal de Eurovisión: "Nos parece triste que utilice su participación de esta manera”. La reivindicación de Eric Saade es tildada de ‘polémica’ y se recogen en el propio titular la calificación de ‘triste’ por parte de la UER.

Y es precisamente en torno a la palabra ‘polémica’ sobre la que se ha enmarcado el festival en sí, como es el caso de nuevo de El Mundo: “Las polémicas de Eurovisión ganan la partida al boicot contra Israel: la audiencia del festival se dispara”.

El Mundo asegura que “no hay nada como una polémica de por medio para que las audiencias se disparen”, en alusión, más allá de la descalificación de Países Bajos, a la participación de Israel y las protestas en apoyo tanto por parte de los ciudadanos como los guiños de diferentes artistas a Palestina.

Así, con la palabra ‘polémica’ se equipara una expulsión disciplinaria a las manifestaciones en contra de un país que ha asesinado ya a más de 34.000 palestinos en tan solo siete meses y no ha sido apartado del festival.

Y mientras las referencias a Palestina son ‘polémicas’, las dirigidas a Ucrania sí que son emotivas: “Ucrania emociona en Eurovisión 2024 con este detalle de su actuación”, en referencia a los destellos dorados en la puesta en escena del país, y que han sido interpretados como los bombardeos. De hecho, tal y como recogen en la misma noticia, RTVE habría caracterizado la actuación como “cargada de simbolismo y referencias visuales a la compleja situación geopolítica que atraviesa el país, especialmente desde el inicio de la guerra”.

Más allá de la distinción entre Ucrania y Palestina, hay medios como El Confidencial que enmarcan a la representante de Israel como una artista presionada por la política: “El llanto de Eden Golan tras la final de Eurovisión 2024: lo que no se vio de la actuación de Israel”.

Acompañado de imágenes de la cantante desconsolada, dentro de la propia pieza hay un apartado titulado ‘Constantes ataques’ en el que explica que “Golan se enfrentó una serie de abucheos por parte del público durante su actuación” a los que “se suma a las manifestaciones pro-palestinas”.

Añade El Confidencial que desde que llegó a Malmö, “la joven artista se ha enfrentado acoso por parte de activistas pro-palestinos” y que esto “llevó a la organización de Eurovisión a implementar medidas estrictas de seguridad para proteger a Golan durante su estancia”. Un claro ejemplo de victimización de aquella que representa a un país que comete un genocidio ante el “acoso” de movilizaciones que piden el cese de la participación de Israel.

Y es que la propia Golan ha sido la primera que no ha tenido un perfil apolítico. La cantante declaró en una entrevista que después de su participación se alistará en el ejército y que su actuación era “una misión muy importante” para Israel. Hecho por el que ha tenido la enhorabuena del propio Netanyahu, a la que felicitaba por haber “elevado el perfil de Israel en Europa”.

Una vez más, pese a la insistencia de la UER, se ve como Eurovisión es un espacio político y que los medios de comunicación contribuyen al papel geopolítico del festival.