Aniversario de la Alianza Obrera 1934
La Alianza Obrera firmada por el PSOE y la UGT con la CNT en la trastienda de un bar de Gijón el 31 de marzo de 1934, fue inicio de lo que más tarde conoceremos por la Revolución de Octubre del 34. Es cierto que no fue la primera, ya se había formado una Alianza Obrera contra el Fascismo en 1933 promovida por el Bloque Obrero y Campesino en Cataluña. Pero la de 1934 debería ser tenida en cuenta como referencia de la unidad de la izquierda por antonomasia en España. El Frente Popular de 1936 es considerado como la máxima expresión de la unidad, no teniendo la de 1934 la misma notoriedad. Sin la derrota revolucionaria de 1934 y la represión posterior, no se puede entender la creación del Frente Popular en 1936.
La unión de las izquierdas se asume como algo natural, cuando es bien difícil a lo largo de la historia. Los socialistas habían colaborado con la Dictadura de Primo de Rivera y habían recibido positivamente la proclamación de la II República, siendo parte incluso de su gobierno progresista. Mientras anarquistas y comunistas, habían sido perseguidos y habían recibido la República con desconfianza y enfrentamiento. No era pues fácil unir a socialistas y anarquistas en un mismo objetivo. Lo que se demostró en la amenaza de expulsión a los firmantes de la CNT asturiana por aquella unión o que los comunistas del PCE no se sumaron al movimiento hasta el mismo octubre y tras el cambio de estrategia de la III Internacional.
Si bien la Revolución de 1934 es una referencia universal está muchas veces queda reducida a un levantamiento espontáneo, cuando la realidad fue el resultado de un pacto previo. Tras la victoria de las derechas en España en las elecciones de 1933, ante una izquierda dividida y desmovilizada tras el fracaso del bienio progresista, en un proceso de llegada al poder de la ultraderecha. El PSOE pasa de apoyar a la República, a querer superarla por la vía revolucionaria. Es la Europa de los años 30 del auge del fascismo. La Europa en la que la izquierda austríaca había sido aplastada a cañonazos en febrero del 34. En Italia y Alemania la izquierda era ilegal y sufría la persecución y cárcel, incluso el exterminio. Pero tampoco podemos caer en el reduccionismo de plantear, que la preparación y Revolución de 1934, fue el primer enfrentamiento de la Guerra de España que comenzaría en 1936. El 34 es parte de la crisis de la República, como lo sería la Sanjurjada militar o el alzamiento anarquista Casas Viejas, pero no inician la Guerra Civil. Son parte de un proceso, no justificación del golpe militar como algunos plantean interesadamente.
El impulsor determinante de esta alianza fue Largo Caballero, tras lograr el control del PSOE y la UGT. Si bien el modelo a desarrollar por todo el estado era la alianza con la CNT, se topó con la ya citada desconfianza. La organización confederal de la CNT se opuso a la firma en Asturias , que generó discrepancias entre el anarquismo en la misma región. Para ver el calado de lo firmado basta con leer su primer punto: Las organizaciones firmantes trabajarán de común acuerdo hasta conseguir el triunfo de la revolución social en España y llegar a la conquista del poder político y económico para la clase trabajadora, cuya concreción inmediata será la República Socialista Federal. Estamos hablando de un proyecto revolucionario que aparcaba diferencias ideológicas y organizativas y prioriza una revolución social en España, no un mero cambio de gobierno sino un cambio de sistema, es una alianza estratégica. El 1 de abril el periódico socialista asturiano Avance se haría eco de la firma bajo el título: Una alianza entre las fuerzas sindicales de la UGT y CNT y la Federación Socialista Asturiana. Marcando que los objetivos eran la lucha contra el fascismo y un posicionamiento contra el colonialismo europeo en África, cuestiones consideradas fundamentales para el porvenir de España. Alianza abierta a nuevas incorporaciones contra el enemigo común, la reacción y el capitalismo anunciando la existencia de un Comité de la Alianza. Por todo ello no estamos hablando de un movimiento secreto, al contrario se trata de organizar y de contener a las bases, para llegado el momento lanzarse al objetivo, la Revolución. Una vez más en su historia la clase obrera asturiana, estaba llamada a ser referente de lucha como ya lo había sido en la Huelga de 17 o lo sería a lo largo de la Historia de SXX. Pero no hay que olvidar la importancia que el movimiento revolucionario tuvo en muchas zonas mineras e industriales de toda la geografía española como bien nos relatan las hemerotecas. Por lo que si bien Asturias fue el epicentro, también en el conjunto del estado y pese a la falta de unidad, la Huelga General contó con un carácter insurreccional y violento, allí donde las organizaciones obreras tuvieron capacidad para intentar asaltar los cielos y de lo que este año se cumple su 90 Aniversario.