Lo que pasaba al otro lado de “La Raya”
Portugal y España llevaron formas de transición a estados sociales y democráticos de derecho de forma casi simultánea pero de manera totalmente diferentes; ¿Cuánto sabemos de nuestros vecinos ibéricos?¿Acaso nuestro modelo de transición fue el más óptimo?
Pese a la cercanía geográfica, las similitudes históricas y culturales; tanto la dictadura de Salazar y la de Franco, como las formas de transición a regímenes democráticos, fueron muy distintas en la Península Ibérica. La propia economía de cada Estado, las posesiones de ultramar, los actores implicados; casi todo fue distinto en apenas tan poco espacio. Sin embargo, como ya veremos a continuación, hubo ciertas similitudes tanto en las dictaduras como en las propias transiciones que fueron claves para el desarrollo de estos momentos históricos que fueron tan importantes no solo en nuestras propias vidas, sino también a nivel mundial.
La dictadura de Oliveira Salazar se consolidó en un momento histórico en el cual la democracia estaba siendo atacada por los fascismos, la revolución bolchevique y la gran crisis económica de 1929, es más, surgió casi al mismo tiempo que las dictaduras de Mussolini y de Miguel Primo de Rivera, sus vecinos mediterráneos. La nación lusitana consolidaba una dictadura muy próxima al fascismo europeo de comienzos de los años treinta en 1926, de la mano de Manuel Gómez da Costa en Braga. A su vez, España también tenía un dictador en el poder por aquel entonces, hablamos del anteriormente mencionado Primo de Rivera, que aunque no instauró un régimen fascista per sé, si tenía ciertos matices autoritarios y corporativistas como el portugués. Pero más allá de esta influencia, con quien va a tener más relaciones Portugal, va a ser con Francisco Franco.
En 1933 llegó al poder Antonio Oliveira Salazar, impuesto como Jefe de Estado por sus labores como Ministro de Economía anteriormente. En este mismo año se realizó un referéndum para renovar el sistema y hacer saber que la dictadura quizás no iba a ser un momento de transición de la I República. Así es como se dió luz al Estado Novo. Se le comenzó a dotar de ciertos valores democráticos para pasase desapercibido a nivel internacional como la “igualdad ante la ley”, pero aquí es donde se decretaron los puntos característicos del régimen como: la instauración de un único partido, la União Nacional y el establecimiento de grupos violentos paramilitares que velaban por la preservación del régimen como la Legión Portuguesa. Se consolidó además el corporativismo, un sistema económico planificado, el único partido, la persecución a los opositores con la creación de la Policía de Defensa y Vigilancia del Estado, etcétera. Todo esto fue posible gracias al apoyo del Ejército por la autonomía que tenía. Este modelo económico cambió a raíz de la 2º Guerra Mundial, más adelante lo trataremos.
Aquí es donde encontramos la primera diferencia entre ambos regímenes, de donde vienen. Pues el Estado Novo accedió al poder de un forma un tanto disruptiva, con muchos altercados y agresiones en la I República portuguesa, es más, se llegó a hablar de “mini guerras civiles”, pero al final mediante referéndum fue como se legitimó. Mientras, el régimen franquista lo fué más aún. Asestó un golpe de Estado contra el gobierno legítimo de la II República española, provocando así una guerra civil la cual ganó con apoyo de sus colegas fascistas, incluido Salazar. Resultando así el establecimiento de dos regímenes autoritarios en la Península Ibérica.
Los sucesos de la 2º Guerra Mundial fueron claves para entender la longevidad de estos dos regímenes, pues en la segunda mitad de esta, su afinidad con los aliados incrementó exponencialmente. El apoyo de los EEUU y de Reino Unido fue vital, pues además de tener una gran importancia geoestratégica, sobre todo eran anticomunistas. Sin embargo, Portugal, a diferencia de España, no optó por una economía tan autárquica, decidió abrirse poco a poco al mercado internacional por la bonanza económica que estaba viviendo el país a causa de las exportaciones a los países aliados en la 2º Guerra Mundial y toda la maquinaria colonial que había articulado el propio Antonio Salazar en las colonias antes de ser nombrado como Primer Ministro del Estado Novo. Por ello el Plan Marshall aterrizó en un lado de “La Raya” -nombre coloquial con el se conoce a la frontera entre Portugal y España- y en el otro no. No fue hasta ya la etapa tecnocrática del régimen franquista cuando este comenzó a experimentar las mejoras económicas del bloque occidental e incluso la estancia de tropas estadounidenses como en la base de Torrejón de Ardoz, Zaragoza, Rota, Sevilla y Morón a finales de años cincuenta y principios de los sesenta.
La posesión de colonias es un factor de vital importancia para explicar la transición portuguesa. En 1961, territorios como Angola, Cabo Verde, Guinea-Bisáu, Mozambique; seguían bajo dominio portugués en plena ola de descolonización. Además de un valor histórico y nacional, también eran grandes fuentes de riqueza y por tanto legitimaban la propia dictadura, también eran un instrumento político. Ese mismo año se levantaron los ejércitos de liberación de Guinea, también se pidió una integración en el mercado mundial por parte de Europa y además se elevaron los gastos públicos (en lo que las Forças Armadas respecta); ese despegue económico va tener una serie de turbulencias por la inflación y el gasto en la contienda, lo que va a hacer esta estabilidad social comience a tambalearse; sin embargo, la producción de bienes era alta, la sociedad portuguesa se encontraba en pleno empleo y era competente respecto al mercado europeo. No obstante, pese a todo el crecimiento económico, todo este gasto y esfuerzo por mantener las colonias, se hizo totalmente insostenible y a conciencia por parte de los salazaristas.
Antonio Salazar se encontraba con grandes rivales tanto a nivel político-social como es el caso del Partido Comunista Português y a nivel militar como el Movimento das Forças Armadas en la propia Portugal, el Movimiento Popular de Libertação de Angola, el Partido Africano para a Independência da Guiné e Cabo Verde, el Frente de Libertação de Moçambique; entre otros muchos. Aquí en España nada de esto pasó, pues ya no teníamos territorios en ultramar.
El Ejército fue un actor que marcó la diferencia, concretamente en los capitanes de corte comunista, los del Movimento das Forças Armadas. La Revolución de los Claveles no podría haberse dado sin ellos, esto debido a que fueron quienes desobedecieron a la propia institución a la que pertenecían. Rompieron con la cadena de mando y el ejército se escindió en dos partes: en aquellos a favor de seguir con el régimen y bajo el anacronismo de mantener las colonias costase lo que costase, y los que querían transformar radicalmente la sociedad.
A estos militares excombatientes de las Guerras de Ultramar se les sumaron los partidos clandestinos como el Partido Comunista Português y las masas cansadas de la dictadura, de la represión y de la falta de libertades; tanto en las ciudades como en los campos. Haciendo así que el 25 de abril de 1974 las instituciones del régimen del Estado Novo colapsasen, se hundiesen y Marcelo Caetano huyese. España por su lado, no contó con el apoyo de los militares para la transición, sin embargo, fueron un actor muy importante a la hora de tener en consideración.
Los movimientos sociales jugaron un papel también muy importante, hicieron posible el cambio y además tuvieron tanta fuerza que se incorporaron sus demandas en los poderes institucionales al ser un dinámica de cambio de arriba a abajo y viceversa, puesto que las propias instituciones también estaban por la labor de cambiar. Es gracias a esto que, se crearon nuevas e incluso muchas de ellas, motivadas por la propia plantilla, se renovaron, como es el caso de las universidades, los medios de comunicación e incluso las calles se tomaron. Todo el aparato coercitivo anterior se abolió, se cambió por completo el sistema de partidos, la forma de hacer política, los símbolos, los discursos. Fue una ruptura total con el sistema anterior, dando paso a un estado social y democrático de derecho; a diferencia de nosotras y nosotros que partimos desde la legalidad franquista para transitar al modelo actual, aunque la sociedad civil y las instituciones tuvieron principal relevancia.
El marco internacional también es muy importante para explicar la caída de Salazar. Pues transcurría la denominada Tercera Ola Democratizadora de Huntington, momento en el cual muchos países africanos, latinoamericanos, asiáticos y europeos transitaban a regímenes democráticos. Ligado a esta idea encontramos también la antesala de la Unión Europea, la expansión de la Comunidad Económica Europea, todo esto muy ligado a las teoría de la modernización basada en la adopción de un modelo democrático-liberal como sinónimo de progreso.
Es fascinante ver cómo dos países vecinos, llevan transiciones casi simultáneas pero de manera totalmente distinta. Ambos que vienen de unas fórmulas autoritarias y pro occidentales consiguen hacer los procesos de forma antónima, pero llegando a resultados muy similares, a regímenes democráticos y a estados sociales.
Mientras los portugueses y las portuguesas optaban por una vía más revolucionaria, más disruptiva; aquí en España se hizo todo desde el propio aparato franquista y de forma pactada y muy meticulosa, basado en el consenso. Hubiera sido curioso ver como se hubiese desenvuelto España si tuviese todavía colonias o si Portugal fuese un estado plurinacional. ¿Cada país, con las características del otro, hubiesen llevado a cabo la misma forma de transición?