Apartar a Rafa Mir es insuficiente, hay que despedirlo
Tras los bochornosos casos Rubiales, Santi Mina o Dani Alves, machismo, fútbol y cobardía vuelven a darse la mano, esta vez con la dirección del Valencia CF como protagonista. Rafa Mir, el futbolista cedido por el Sevilla al Valencia CF, ha sido apartado del equipo porque (de forma presunta) abusó sexualmente de una mujer, y junto a un amigo, agredieron una amiga de la víctima y después les expulsaron del chalet del futbolista semidesnudas cometiendo también (presuntamente) trato vejatorio.
Desde el primer momento he dicho, y por supuesto lo mantengo, que la dirección del Valencia CF debe despedir fulminantemente a Rafa Mir. No queremos presuntos violadores en nuestros equipos. Por supuesto, cuando dije esto, salieron los machirulos de turno a alegar presunción de inocencia, a justificar la agresión, a decir que ellas buscaban dinero, que todo era mentira, etc. Y como no puede ser de otra manera en estos sujetos que solo aportan violencia, me dedicaron algunos insultos y amenazas. Si se creen que vamos a dejar de denunciar el machismo la llevan clara.
Como decía, la dirección del Valencia CF ha apartado al jugador del equipo, no va a jugar y entrenará de forma individual, además le abren un expediente que igual acaba con una sanción económica, pero, ¿es suficiente con apartarlo del equipo y mantenerlo en el club? ¿Hay otras opciones?
Que el club condene “toda violencia” sin referencia al hecho concreto, la violencia sexual, es no comprender o no querer comprender que ahora mismo la imagen del club está ligada a la violencia sexual
La dirección del Valencia CF ha emitido un comunicado en el que comienza con dos fórmulas clásicas: 1) “reiterar su firme condena ante todo tipo de violencia en cualquiera de sus manifestaciones”; y 2) “al mismo tiempo que respeta la presunción de inocencia que promulga nuestro ordenamiento jurídico.” Las palabras elegidas son ya unas palabras manidas para aparentar acción y a la vez no levantar ninguna alfombra. La expresión “todo tipo de violencia” esquiva deliberadamente la violencia sexual en un alarde manifiesto de cobardía institucional. La condena de “todo tipo de violencia”, fíjense, es lo mismo que dice VOX para no hablar de violencia machista, para que veamos el ejercicio de equilibrismo machista de la dirección del club. De las víctimas y para las víctimas, ni una palabra.
Que el club condene “toda violencia” sin referencia al hecho concreto, la violencia sexual, es no comprender o no querer comprender que ahora mismo la imagen del club está ligada a la violencia sexual, no solo por los presuntos hechos del futbolista, sino ahora también por la propia actuación de la dirección del Valencia CF.
Por otro lado, el comunicado hace referencia directa a la presunción de inocencia, argumento clásico de defensa social de los poderosos cuando son criticados o denunciados por el público por sus actos presuntamente delictivos, sobre todo si son blancos, jóvenes, guapos, españoles y/o ricos. Hay que recordar que la presunción de inocencia únicamente opera en el ámbito del proceso judicial y que el club, en su toma de decisiones respecto a su propio personal, no se rige por la presunción de inocencia del proceso judicial, es decir, puede tomar otra decisión diferente: el despido.
Sigue el comunicado: “Es sólo la Justicia la que debe marcar los tiempos y las actuaciones al respecto del fondo de los presuntos hechos por los que se investiga a Rafa Mir.” El club delega en la Justicia los tiempos y actuaciones en una manifestación de aparente formalidad, pero que no es real. La directiva del Valencia CF se quita el marrón de encima, o al menos eso piensan, dejando que la situación de tener a un presunto agresor sexual en las filas del equipo se enquiste. Dejarlo en manos de la Justicia es sinónimo de no tomar ninguna decisión relevante, de no mancharse las manos. Apartarlo del equipo y abrirle expediente es simplemente cumplir de cara a la galería sin cargar responsabilidades sobre el jugador. La dirección del Valencia CF no toma la iniciativa, es sujeto pasivo ante la situación, cuando podría ser un sujeto activo con iniciativa y que mandara un potente mensaje al mundo: no se tolera ni la violencia sexual, ni la machista. Han elegido la cobardía.
Sin embargo, la realidad es que la dirección del Valencia CF podría tomar otro tipo de decisiones más adecuadas al tiempo en que vivimos y a los hechos presuntos y confirmados. Lo confirmado es que el jugador ha sido detenido y está siendo investigado penalmente por los juzgados por una presunta agresión sexual y por trato vejatorio, lo cual, sin duda, ya es un hecho grave y que implica a la imagen del club.
¿Y qué es lo que podría hacer la dirección del Valencia CF?
Con el Código de Conducta del propio club en la mano, el Valencia CF podría despedir al jugador Rafa Mir puesto que las obligaciones reflejadas en ese código forman parte también de la relación contractual y, tal y como establece el propio código, su vulneración puede conllevar, a decisión del club, la extinción de la relación contractual.
Así pues, en el punto 1 de la Sección V del Código de Conducta se establece que los empleados y directivos del Valencia CF deben cumplir las leyes y “observar en todas sus actuaciones un comportamiento ético” y añade que también “deben evitar cualquier conducta que, aún sin violar la Ley, pueda perjudicar la reputación del Valencia…” Llámenme loco pero creo que ejercer (presuntamente) la violencia sexual es algo que como poco no es ético, es una violación de la ley y es seguro que daña la reputación del club. Si ésto no es de suficiente gravedad para considerar el despido de un futbolista, ¿qué hace falta? ¿Qué mate a alguien?
La dirección de Peter Lim puede despedir a Rafa Mir pero elige no hacerlo. Es una cuestión de voluntad, de poca vista y de machismo institucionalizado
En la Sección III encontramos las sanciones que el club puede imponer ante incumplimientos del Código de Conducta (más allá de la responsabilidad penal o administrativa, que obviamente no dependen del club, y sin perjuicios de las mismas). Dichos incumplimientos pueden considerarse como “desobediencia a las instrucciones y órdenes de la empresa, y de transgresión de la buena fe contractual” y acaba admitiendo que “el club podrá extinguir dicha relación”, es decir, puede conllevar el fin de la relación laboral.
La clave es la utilización del verbo poder. La dirección de Peter Lim puede despedir a Rafa Mir pero elige no hacerlo. Es una cuestión de voluntad, de poca vista y de machismo institucionalizado.
El deporte no puede amparar la violencia sexual, el Valencia CF no debe contar con un jugador que es un presunto agresor sexual. Yo, y creo que cualquier valencianista, quiero en mi equipo a jugones como Mendieta o Aimar y a goleadores como Villa o El Piojo López, pero lo que no quiero son presuntos violadores. Lo que también quiero es que el deporte sea vanguardia de valores, de igualdad y de justicia y que el fútbol moderno, y especialmente el fútbol masculino, no sea un reducto de cobardía y machismo como nos tiene acostumbrados. La dirección del Valencia CF, Peter Lim, debe despedir a Rafa Mir.