Dani Alves y la libertad sexual de las mujeres
El poder de lo simbólico, de las narrativas feministas, es tan fuerte en la sociedad que los cambios que conseguimos hacer en él a veces tardan un poco en ser vistos, pero una vez que florecen, ya es muy difícil que acaben con ellos. Durante años, en nuestro país se ha vivido un fuerte debate en torno a la libertad sexual de las mujeres. Es un debate que han planteado los feminismismos y que poco a poco, palabra a palabra, gotita a gotita, ha ido calando en los pensamientos y en las narrativas de toda una sociedad.
España fue hace décadas un país en el que se salía a las calles en apoyo del agresor y no de la mujer que denunciaba la violencia sexual. Pero España es hoy, gracias al trabajo de las feministas, las de las calles y también las que consiguieron llegar a instituciones como el Parlamento o el propio Gobierno, el país de la ley de libertad sexual, el país del solo sí es sí.
Estos días se está produciendo uno de esos juicios importantes, de los que tienen la oportunidad de mostrar todo lo que se ha avanzado. Es el juicio que está enfrentando Dani Alves al haber sido denunciado por agredir sexualmente a una mujer. La importancia de este caso radica en que es uno de los primeros medíaticos que se va a juzgar con la ley 10/2022 de garantía integral de la libertad sexual.
Esa ley que ha sido criticada por una cosa y por su contraria, primero por ser punitivista, después por rebajar condenas, una ley de la que se dijo que era tan dura, que no se iba a llamar guapa a una mujer. Una ley que ha sido vapuleada y atacada como pocas otras en la historia de nuestra reciente democracia. Todos estos debates y narrativas en torno a lo mala que era esta ley, están cayendo por su propio peso cuando estamos viendo como funciona de verdad para proteger a las mujeres que han sufrido violencias sexuales.
La realidad es que ahora es Dani Alves quien tiene que demostrar que había consentimiento y que éste fue expreso. Es el hombre el que tiene que demostrar que había un sí de la mujer y no la mujer quien debe probar que dijo que no, que se resistió lo suficiente, que cerró bien las piernas o que tiene alguna lesión física con heridita para demostrar su negativa. Este cambio es fundamental porque pasar del no es no al solo sí es sí implica de facto reconocer la libertad sexual de las mujeres como un derecho. Implica reconocer la agencia sexual de las mujeres, no somos cuerpos a disposición de los hombres que solamente dejan de estarlo si decimos que no, somos dueñas de nuestra propia libertad y la ejercemos cuándo y cómo queremos diciendo sí.
Durante este caso hemos podido ver también cómo se ha vuelto a intentar utilizar los mecanismos para desacreditar a la víctima, más aún cuando el acusado es un hombre famoso. Hemos podido ver cómo se intentaba volver a instalar el marco de que la mujer estaba denunciando por dinero y, por eso, no quería renunciar a la indemnización. Una indemnización que forma parte de su derecho a la reparación y que la ley del solo sí es sí garantiza, aunque en un primer momento las mujeres no quieran solicitarla. Es muy normal que las mujeres rechacen la indemnización económica cuando denuncian, sigue habiendo un estigma sobre las mujeres que denuncian, sobre todo violencias sexuales, de que solo quieren joderle la vida a los hombres y que lo hacen por dinero, por eso muchas prefieren renunciar a ella, para que se no las pueda juzgar públicamente, para que se vea que lo hacen solo por justicia. Era tremendamente injusto para las mujeres que renunciasen a su derecho a la reparación, algo que no se le pide a ninguna otra víctima de cualquier delito.
Es cierto que hemos visto, también, como presentadoras de televisión decidían entrevistar al acusado, como las mujeres de su familia han salido a defenderle, declarando en el juicio que volvió borracho a casa esa noche, mientras atacan a la mujer que le ha denunciado. La propia madre de Dani Alves reveló la identidad de la denunciante, algo que está prohibido por la ley de garantía integral de la libertad sexual. Hemos visto, en definitiva, las estrategias del viejo mundo patriarcal para seguir intentando dominar el debate, instalar el marco, imponer la narrativa. Pero también hemos visto las narrativas feministas que se han venido desarrollando durante años siendo el discurso de más y más gente. Sobre todo, estamos viendo la fuerza que esas narrativas tienen en el marco legal y lo importante que ha sido que hayamos tenido una ministra como Irene Montero que ha acompañado su labor legislativa de batalla cultural, de debate feminista. Ellos, los machistas, todavía no saben que su antiguo mundo está muriendo y que el nuevo mundo, uno feminista, ya ha nacido y es cuestión de tiempo (y de empeño) que siga avanzando. Solo sí es sí.