El mantra de la unidad
Las elecciones al parlamento europeo han dejado un panorama desolador: la derecha, la ultra y la conservadora, ha crecido a lo largo de todo el continente, como si de un virus se tratase. Desde entonces llevamos cientos y cientos de horas de tertulias en los medios donde señalan la que parece ser la solución perfecta contra esto: la unidad de las izquierdas.
Parece que quisieran hacernos creer que si la derecha avanza es porque la izquierda no está unida. No porque no se de la batalla cultural, porque se sostengan gobiernos de izquierdas que acaban asumiendo ideología más propia de la derecha, como que la inmigración es un problema o que las feministas hemos ido demasiado lejos. Esta derechización del pensamiento sumada a la capacidad que está teniendo la derecha y la ultraderecha para leer el momento político y ofrecer alternativas a una población que no se ha subido al cohete de la economía española son las que están propiciando el avance de la ultraderecha.
Frente a esto, el discurso que más se potencia desde las tertulias es la falta de la unidad de la izquierda y, también, las peleas internas de las izquierdas que desmotivan y desilusionan al electorado. Es cierto que la interna en las izquierdas se expone más en los medios de comunicación y que eso puede acarrear una desilusión en el electorado, pero creo que erramos en el análisis si solo prestamos atención a la interna de las izquierdas y a la unidad y no a como avanza el discurso de las derechas, por ejemplo, cuando hablamos de odio contra las mujeres, como bien expone Laura Bates en su libro Los hombres que odian a las mujeres: Incels, artistas de la seducción y otras subculturas misóginas. Estos hombres que no soportan la pérdida de privilegios y que están haciendo un voto castigo contra los avances feministas no iban a dejar de votar lo que votan porque la izquierda se uniese.
Resulta que en nuestro país, la izquierda a la izquierda del PSOE ya estaba unida, se llamaba Unidas Podemos y con ella se conquistó el primer Gobierno de coalición de la historia de la democracia y 6 eurodiputadas. Con esta coalición tuvimos ministros y ministras de Podemos, del Partido Comunista, de Izquierda Unida, de los Comunes. Esta coalición funcionaba, cada partido estaba representado, todos tenían voz y voto, firma, capacidad de presentar iniciativas. Sin embargo, todo eso se destruyó, se dijo que ya no funcionaba, pero el tiempo ha demostrado que lo que se pretendía era arrebatar la hegemonía al partido con mayor representación dentro de la coalición: Podemos. Por eso, ahora, el mantra de la unidad vuelve utilizarse como si esa fuera la solución divina y, así, de paso, evitamos que se hable de lo que hay que hacer: políticas de izquierdas.