Biden se va de piquete
Joe Biden durante el piquete con los trabajadores de UAW
Cuenta la gran mayoría de medios de comunicación que Joe Biden, actual presidente de EE. UU., se ha reunido con los trabajadores en huelga de sindicato Trabajadores del Motor Unidos (UAW, por sus siglas en inglés), que llevan más de una semana en huelga en determinadas fábricas de los tres grandes fabricantes de automóviles de Estados Unidos: Ford, General Motors y Stellantis (que incluye a la antigua Chrysler y es en realidad una empresa europea, consecuencia de la fusión de la italiana Fiat y la francesa GPA hace un año y medio). Cuentan esos medios de comunicación que el viaje de Biden a Detroit es histórico por el componente político que hay detrás. Se trata de la primera vez en la que un presidente de EE. UU. visita un piquete de trabajadores en huelga. Sorprendente, ¿verdad?
Resulta que hoy mismo quien se reunirá, precisamente, con esos mismos trabajadores será Donald Trump, rival de Biden en las elecciones, que se desplazará hasta Detroit para dar un mitin ante los empleados de la industria de automoción. Trump, que recordemos pertenece al partido de las grandes empresas, el Republicano, y que durante su presidencia se opuso rotundamente a subir el Salario Mínimo Interprofesional (que lleva congelado catorce años), tiene un considerable tirón entre los obreros industriales. De hecho, en 2016 Trump ganó a Hillary Clinton por apenas Michigan, el estado en el que está Detroit, por el 0,23% de los votos. Cuatro años más tarde, Biden se impuso por el 2,78%, es decir, por 154.188 votos.
Lo que no cuentan muchos medios es que ni a Biden ni a Trump les preocupan los derechos laborales de quienes están en huelga. Más bien lo que hay detrás es simplemente un movimiento electoralista. El estado de Michigan es un territorio que puede decidir quién va a vivir en la Casa Blanca hasta 2028. Y Biden y Trump lo saben bien.
En realidad lo que ocurre es que se enfrentan a otro gigante que les está quitando parte del pastel, un gigante que se llama industria del coche eléctrico y que está apremiando a los grupos históricos a rediseñar sus esquemas para enfrentarse sobre todo a Tesla
Y como aquí sí nos importan los derechos de los trabajadores vamos a contar un poco qué reclaman y qué es lo que ha hecho en realidad Biden —spam: absolutamente nada— con relación al sector de la automoción para proteger sus condiciones laborales.
Empecemos por el principio: el sindicato United Auto Workers (UAW), que reúne a unos 145.000 trabajadores de la industria automotriz en Estados Unidos, tras no llegar a un acuerdo ha declarado una huelga parcial que afecta a los tres grandes fabricantes de vehículos del país. Las tres grandes empresas son General Motors, Ford y Stellantis. ¿Qué reclaman desde UAW? Las demandas del sindicato son varias. En el aspecto salarial, se pide un incremento del 36% en un contrato de cuatro años. También se busca un aumento del presupuesto destinado a jubilación; límites en la contratación de trabajadores temporales; semana laboral de cuatro días, y derecho a huelga por cierre de plantas. ¿Y qué han respondido los fabricantes de coches? Ford ha ofrecido un aumento salarial del 20%; General Motors, del 18%; y Stellantis, del 17,5%. Todo ello mientras los directivos de las 3 compañías han visto aumentar sus propios salarios en más de un 40% en los últimos años. Pese a este dato, dicen que están tratando de responder a un escenario de gran presión donde deben bajar los costes y aumentar la inversión.
Sin embargo, en realidad lo que ocurre es que se enfrentan a otro gigante que les está quitando parte del pastel, un gigante que se llama industria del coche eléctrico y que está apremiando a los grupos históricos a rediseñar sus esquemas para enfrentarse sobre todo a Tesla (que, por cierto, no está sindicalizado en Estados Unidos).
El problema de fondo es que la electrificación del automóvil se va a traducir en el despido de hasta un 40% de los trabajadores del sector. Y en eso Biden tiene mucho que ver. Porque su plan de transición ecológica lo único que atiende es al sector del coche eléctrico sin desplegar una agenda verdaderamente de transición que no deje fuera a miles y miles de trabajadores. Hablando en cifras, se trata de 4 billones de dólares de inversión que promete Biden en cuatro años para la transición energética, pero ninguno de estos millones irá a parar a reconvertir el viejo sector del automóvil para no dejar fuera a nadie.
Recordemos que el automóvil norteamericano supone hoy por hoy un 11% de la producción mundial de coches con 10 millones de unidades, unos datos que reflejan la importancia de un sector que emplea directamente a 300.000 personas en EE. UU. e, indirectamente, a 1,5 millones de trabajadores.
Veremos si lo de Biden es un simple acto electoral o le servirá para reconducir su plan de transición ecológica. Y esperemos que de esta huelga salgan ganando los trabajadores.