Las calles, los jueces y el altavoz mediático
El pasado 2 de noviembre, José María Aznar dijo: “Quien pueda hacer que haga, quien pueda contribuir que contribuya”. Y a partir de allí la derecha mediática, política y judicial se puso manos a la obra a llenar las calles, a atacar al gobierno con sus habituales altavoces mediáticos y a imputar vía el juez García-Castellón —siempre tan predispuesto a echar un cable al PP— a los líderes independentistas acusándolos de terrorismo. Sin embargo, para no perdernos en el relato interesado de la derecha conviene analizar lo que está ocurriendo con perspectiva.
En primer lugar, no nos engañemos, el problema de la derecha no es lo que se vaya a aprobar en la ley de amnistía. La cuestión de fondo es que no quieren aceptar que pese a haber conseguido ganar en número de votos, en nuestra democracia parlamentaria eso no te garantiza gobernar. Y lo que ocurre es que el PSOE sí va a conseguir atar una mayoría parlamentaria, si bien es cierto que en esta ocasión no será progresista sino plurinacional (ni PNV, ni Coalición Canaria ni Junts son partidos de izquierdas). Por tanto, lo que hay detrás de los ataques a Ferraz es una voluntad de deslegitimar el resultado de las elecciones del pasado 23J.
En segundo lugar, la ofensiva judicial va dirigida contra actores políticos que antes no se sentían interpelados por esa misma ofensiva judicial instalada en nuestra “democracia” desde tiempos remotos. Evidentemente me refiero al PSOE, partido bisagra del régimen del 78. Tanto es así que ni quiso nunca investigar a las cloacas, ni dar un golpe en la mesa para renovar el CGPJ, mostrándose siempre tibio en los grandes asuntos de estado no vaya a ser que incomode -aunque sea un poquito- al poder. Pero lo que estamos viviendo en los últimos días ha hecho que la progresía mediática “descubra” ahora el papel de los jueces como operadores políticos, liderados por un CGPJ caducado desde hace más de 5 años, y por un juez al servicio de los dictados del PP desde tiempos remotos. Ayer, Nacho Escolar, director de El Diario se sorprendía de las maniobras de este juez, que lleva más de 8 años atacando a Podemos con el silencio cómplice de toda la progresía mediática.
Con Podemos vetado, con Sumar plegándose al destino de Sánchez y sin alternativa ideológica capaz de marcar línea, con un parlamento fragmentado y liderado por opciones políticas que apuestan por medidas económicas de derechas en detrimento de una agenda social sólida (PSOE, PP, Vox, Coalición Canaria, Junts, PNV), el futuro se vislumbra bastante complicado para satisfacer las necesidades de la clase trabajadora.
Por otro lado, en las manifestaciones reaccionarias contra las sedes del PSOE se están visibilizando hechos que nadie se atrevía a condenar, y que ya resulta tan escandalosos que de nuevo toda la progresía mediática ha tenido que salir en tromba a denunciarlo. Me refiero concretamente a la connivencia entre las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y la ultraderecha. La impunidad con la que se movían nazis como Isabel Peralta, que por cierto su padre es un tertuliano habitual en el programa de Ana Rosa Quintana (de Mediaset), o el líder de Desokupa Daniel Esteve junto a los sicarios mediáticos de Vox como Negre o Alvise y su complicidad con la política revela hasta qué punto JUSAPOL o JUCIL comparten la misma agenda política que todos ellos. Y seguimos esperando por cierto una condena del líder del PP a los disturbios que han organizado en esas manifestaciones sus aliados estratégicos, simpatizantes y dirigentes.
Dicho esto, el contexto actual nos permite dibujar un escenario a corto plazo bastante desolador. Ya no por la violencia de una derecha envalentonada capaz de intentar asaltar el Congreso de los Diputados el día de la investidura al más puro trumpista con apoyo de la pata mediática y judicial, sino que el horizonte que plantea el futuro nuevo gobierno de coalición es poco esperanzador. Con Podemos vetado, con Sumar plegándose al destino de Sánchez y sin alternativa ideológica capaz de marcar línea, con un parlamento fragmentado y liderado por opciones políticas que apuestan por medidas económicas de derechas en detrimento de una agenda social sólida (PSOE, PP, Vox, Coalición Canaria, Junts, PNV), el futuro se vislumbra bastante complicado para satisfacer las necesidades de las clases trabajadoras de nuestro país.
Mientras tanto la derecha y la ultraderecha seguirán teniendo la calle, los jueces y el altavoz mediático. A ver quién se atreve a desafiarlos sin pagar el precio que Podemos pagó por ello.