La delegada del Gobierno en Ceuta en el Foro económico de Pedro J
Cristina Pérez, máxima representante del Gobierno Central en Ceuta, reprodujo en el II Foro Económico de “El Español”, evento financiado con dinero público, toda una serie de postulados neoliberales
La Ciudad de Ceuta acogió los pasados 11 y 12 de septiembre el II Foro Económico de ‘El Español’, evento cuyo principal objetivo lo encontramos en el saqueo de dinero público por parte de quienes se colocan corbatas, chaquetas y micrófonos para declamar sobre las bondades de la iniciativa privada y los lastres de la economía social. Llamativa (o quizá no tanto) contradicción la de este tipo de reuniones oligárquicas: los señores (la mayoría son, por supuesto, hombres) que se sientan a reproducir la clásica perorata ideológica en favor del mercado y la libre competencia lo hacen siempre a cargo del dinero del contribuyente, puesto a su disposición por gobiernos amigos de derechas. Si hablamos de la fiesta del diario de Pedro J. Ramírez y los colegas empresarios del PP, la cifra se sitúa en 100.000 euros del presupuesto del pueblo ceutí. No está mal, aunque lo que merece mención aparte en todo este tinglado es el papel del PSOE a través de la figura de la delegada del Gobierno, Cristina Pérez, encargada de clausurar tan prestigioso foro.
En los debates sobre hegemonía política, siempre se alude a la famosa sentencia de Margaret Thatcher: “Mi mayor logro se llama Tony Blair”. La dama de hierro expresaba así que, para llegar al poder, el líder del partido laborista no había tenido más remedio que parecerse a ella; no había tenido más remedio que asumir unos postulados económicos y sociales que, tras más de una década de impenitente batalla cultural librada desde todos los dispositivos institucionales, formaban parte del nuevo sentido común británico. Daba igual quien gobernase porque serían las ideas reaccionarias de Thatcher las que seguirían gobernando. Vestidas de azul o vestidas de rojo.
Pues bien, podríamos considerar que, en comparación con la delegada socialista, el pobre Tony Blair fue poco menos que el Che Guevara del fin de siglo pasado. Y es que, durante su intervención, la máxima representación del Gobierno Central en la ciudad tuvo el cuajo de afirmar que en Ceuta (gobernada por el Partido Popular desde hace veintitrés años) “se vive bien”, que hay que “seguir trabajando para mantener estas condiciones de vida” y que “no se les puede poner trabas a los empresarios” porque “son los que están generando riquezas”. Culminó proclamando que “las puertas de las instituciones deben estar abiertas para estos héroes”. Doscientos años de movimiento obrero lloraban de desesperación y vergüenza cuando abandonó la tarima.
Sólo alguien con una mirada atravesada por el velo del privilegio puede concluir que en un territorio en el que el 40% de la población subsiste con rentas por debajo del umbral de la pobreza “se vive bien”
Aunque, en honor a la verdad, tampoco fue sorprendente lo que dijo. Cuando, en un debate sobre Educación en 2023, Mohamed Mustafa (Ceuta Ya!) denunció públicamente que una de las funciones de la concertada es la perpetuación de la segregación racial, la señora Pérez respondió, tajante, que “en Ceuta no hay racismo”. Los murmullos y las risas irónicas y de descrédito inundaron la sala. Un único aporte a este respecto. En una ciudad en la que la mitad de la población es de confesión musulmana, Vox (cuyo discurso político local se basa, esencialmente, en la islamofobia) ganó las elecciones generales de 2019 y actualmente ostenta un 20% de representación en la Asamblea de la Ciudad Autónoma. No hace falta aportar nada más.
Cada vez que Pérez abre la boca, es obvio que es el privilegio el que emite sonidos. Porque sólo alguien con una mirada atravesada por el velo del privilegio puede concluir que en un territorio en el que el 40% de la población subsiste con rentas por debajo del umbral de la pobreza “se vive bien”. Y únicamente una mentalidad absolutamente abotargada de pensamiento neoliberal es capaz de afirmar que quienes no hacen otra cosa que colgarse de los presupuestos públicos (sean del estado o de la ciudad) para hacer negocio son “héroes” que “generan riqueza” y que necesitan “menos trabas” burocráticas. Es, sencillamente, de locos. En Ceuta, la clase empresarial ya disfruta de unas condiciones fiscales insuperables. Hagamos un rápido repaso: bonificación del 50% del Impuesto de Sociedades; bonificación del 50% de las cuotas de la Seguridad Social y un tipo máximo de IPSI (impuesto indirecto propio) del 10% (frente al 21% del IVA) que, además, ha sido reducido a un 0,5% en la mayoría de artículos, lo que equivale a, prácticamente, exonerar a los empresarios de imposición indirecta.
Las dificultades de Ceuta para producir dinamismo empresarial se encuentran en ámbitos que nada tienen que ver con la fiscalidad. Y el más evidente reside en un hecho que PP y PSOE defienden, junto con la extrema derecha, a capa y espada: el “cierre” de la frontera, catástrofe sin paliativos para una actividad económica privada que en la actualidad se halla en límites de supervivencia. Pero la delegada del Gobierno, arropada por prohombres del mundo de los negocios, prefirió regalarnos, en coherencia con su trayectoria, un discurso que bien podría haber firmado la propia Isabel Díaz Ayuso. De vuelta a Madrid, Pedro J. se preguntó sonriente: “Con socialistas así, ¿quién necesita a la derecha?”.