Pasaje Yolanda
Esta semana, el 2 de abril de 2024, se ha cumplido un año del acto de presentación de Sumar en el polideportivo Antonio Magariños, perteneciente al Club Estudiantes de Baloncesto. Un año para olvidar, una lección para que todas las personas que se sientan de izquierdas en España no olviden. Yolanda Díaz fue nominada entre elogios por Pablo Iglesias, para liderar el espacio de Unidas Podemos con el objetivo de consolidarlo y ampliarlo —“tenemos que animar y apoyar a Yolanda para que ella, si así lo decide y si así lo quiere la militancia de nuestras organizaciones, sea la candidata de Unidas Podemos en las próximas elecciones generales y la primera mujer presidenta de España”—, fue el 15 de marzo de 2021, hace poco más de tres años.
Con la irrupción de Podemos en las europeas de 2014, gracias a la inteligencia política, el tesón, la generosidad con quienes, en la izquierda, estaban siendo desplazados por la ola de repolitización que supuso el 15M, la capacidad de aguante estratégico y la fortaleza ética, unida a la lealtad al proyecto de utilizar la ruptura del bipartidismo para entrar en el gobierno de España, de un reducido número de liderazgos nunca la izquierda post transición había conseguido tanto en tan poco tiempo. Desde la abdicación de Juan Carlos I y su posterior huida a Emiratos, la moción a M. Rajoy, o la subida impensable del SMI que revitalizó al sindicalismo de régimen, hasta los avances feministas, en derechos laborales o el primer Ingreso Mínimo Vital de la historia de España, pasando por las mejoras en el derecho a la vivienda y contra los desahucios sin alternativa habitacional, los derechos de los animales, los impuestos a banca y eléctricas, y el tope al gas, todo ello es consecuencia de Podemos.
La colusión antiPodemos de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, a la que se apuntaron Compromís, sin Mónica Oltra, el PCE, con IU, y la vieja ICV catalana con la denominación de camuflaje de Els Comuns y, cómo no, Más Madrid en la forma Más País, más otras comparsas de menor rango, tuvo su primer fruto catastrófico en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. Con el podemismo en los huesos, los gobiernos de progreso perdían grandes ciudades y la mayor parte de las comunidades autónomas a manos de la derecha y ultraderecha.
El beneficio que trajo Podemos a la deficitaria democracia española, desde su irrupción hasta que la colusión de Pedro Sánchez con Yolanda Díaz saboteó el motor del cambio, no es una apreciación emocional. Además de los logros descritos habría que sumar, y esto sí que es Sumar, todo lo que ha hecho Podemos para consolidar en una parte importante del cuerpo electoral un sentido común opuesto al sentido trumpista y ultraderechista que anega Europa. Fue eso lo que salvó los muebles de Sánchez y Díaz en las elecciones generales anticipadas del 23 de julio del pasado año.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz llegaron con la misma inercia de las elecciones autonómicas y municipales dispuestos para la debacle. El PP de Feijóo crecido ya amasaba su victoria. Solo el sentido común instalado por Podemos, que visibilizó la Periodista Silvia Intxaurrondo al destapar la mentira de Feijóo en su entrevista, el propio Zapatero podemizando el discurso del PSOE y el feminismo cultivado por Irene Montero, salvaron el partido que llegaba perdido al último cuarto.
El pasaje Yolanda daba camarotes en la popa del barco del PSOE. Sumar, es dependiente de los rumbos y puertos, que el capitán Pedro Sánchez consigne, mientras navega a las órdenes del comandante en jefe de la Sexta Flota americana, de Wall Street y de la industria armamentística. La “inteligencia” de Yolanda Díaz y los intereses de vieja política de la que se rodeó, a la que se la han caído las caretas, que le pregunten a Mónica Oltra, ha dado fuerza otra vez al bipartidismo corrupto con la ultraderecha descarada.
Como ha escrito esta semana Ione Belarra, hay que hacerlo de nuevo. El espacio social y electoral para arrancar de nuevo existe, las contradicciones del gobierno entre lo que dicen y lo que hacen presidencia y ministerios, junto con el belicismo y la inacción ante el genocidio en Palestina, va a consolidar y extender un importante espacio de izquierda federal y confederal que está vacío de un agente político de estado creíble que se articule territorialmente a semejanza del estado que quiere representar.