Pedro Sánchez, Señor de la guerra

Guillermo Gutiérrez Carrascal / Zuma Press / ContactoPhoto
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Este Gobierno actual está convirtiendo a España, por mandato de la OTAN y de los EEUU, en un estado con una economía vasalla de la guerra

El estado español, la sociedad del “No a la guerra”, está hoy en manos de un Gobierno completamente entregado a ese régimen de guerra que nos obliga a que dinero que podría ser de nuestros hospitales, nuestras escuelas, nuestra dependencia o nuestras carreteras, se dedique a aumentar cada vez con mayor intensidad y premura el gasto militar, sometiéndose así a los dictados de EEUU y de la OTAN. El propio Presidente Sánchez así reconocía en su rueda de prensa junto a Zelensky en la cual se anunciaba el último acuerdo bilateral entre España y Ucrania que nos va a costar al bolsillo de todos y todas las ciudadanas nada menos que 6000 millones de euros de aquí al año 2027. Sánchez afirmó en esa comparecencia, como dato justificador, que el acuerdo que se estaba presentando allí era fruto de los mandatos a los estados emanados de la última cumbre de la OTAN.

El Gobierno actual, después de echar a Podemos, está en parálisis social. No se legisla y no se avanza en la agenda social que sí se desarrolló la legislatura pasada. A menudo, como para por ejemplo justificar que en esta legislatura no se va a construir ni el 15% de la vivienda pública que se necesitaría para converger con la media europea, se nos dice desde el Gobierno que hay que ser realistas y que no hay dinero para más inversiones en esa materia. Sin embargo, para aumentar el gasto militar y para firmar compromisos de apoyo militar, sí que se gasta el dinero que haga falta. Esto es, para obedecer lo que mandata la OTAN sí se hacen cosas y sí se gasta lo que se necesite, pero para impulsar políticas sociales que impliquen aumentos presupuestarios todo son problemas y negativas.

Son hechos: a la vez que en el Congreso, con los apoyos de PSOE, Sumar, PP, Vox y PNV, se suspende el Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa, y colateralmente se aumenta de forma descontrolada el gasto militar, la UE ha llevado a cabo el restablecimiento del pacto de estabilidad y crecimiento, es decir, de la vuelta a las reglas fiscales duras y la austeridad, que empezará a operar de nuevo a partir del año próximo. No hay que ser ningún doctorado en economía o ciencias políticas para saber lo que significa eso: si gastas más en armas y la UE te va a imponer a su vez que debes gastar menos en general, vendrán, a no mucho tardar, duros recortes sociales. Blanco y en botella.

¿Y todo ello para qué?, ¿Quién se beneficia de la guerra? En el año 2022 pudo haber un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia, que ya tenían prácticamente cerrados los términos del mismo (estatus de neutralidad para Ucrania a cambio de garantías de seguridad cubiertas por las principales potencias mundiales para evitar nuevas agresiones rusas en el futuro, entre otras cuestiones), y Reino Unido y EEUU lo boicotearon. ¿Por qué? Es evidente hoy día: porque así las empresas de los EEUU podrían hacer negocio vendiendo su armamento y volviendo a Europa energéticamente más dependiente. Los EEUU querían sacrificar a Ucrania en una guerra larga contra Rusia, pero no querían comprometerse a tener que ser guardianes futuros de la seguridad en Ucrania en caso de haberse firmado la paz en ese momento con los acuerdos que se plantearon entre los dos países en guerra.

El resultado es que la guerra ha causado ya cientos de miles de muertos tanto ucranianos como rusos, que la amenaza para la seguridad mundial y la posibilidad de un enfrentamiento entre potencias nucleares es hoy mayor que entonces, que la escalada militar y la implicación de los países de la OTAN en la guerra va en aumento cada mes que pasa, y que hoy Putin y Rusia están en mejor posición para imponer su fuerza en una posible negociación que entonces. Enviar armas a Ucrania no ha ayudado a Ucrania, ha ayudado a Putin a tener hoy una mejor posición negociadora que en esas fechas y ha ayudado a los EEUU en algunos de sus objetivos económicos y de desgaste militar a Rusia. Ucrania, en cambio, se está desangrando militar y demográficamente. No se ayuda a Ucrania enviando más armas con el dinero de los impuestos de los españoles, es falso.

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También se han beneficiado de ello, es una obviedad y así lo recogen sus cuentas de resultados, las empresas armamentísticas, los bancos y las grandes cadenas distribuidoras de alimentos. Las empresas armamentísticas han aumentado su valor en bolsa en todo el mundo y han ganado miles de millones de euros más de los que ya ganaban al inicio de la guerra. Los bancos y las grandes cadenas de alimentos han obtenido beneficios históricos récords en el año 2023. Todo ello como consecuencia de los efectos de la guerra, que es el origen de la inflación que luego provocó la subida de los tipos de interés (y con ello la subida de las hipotecas para las familias), y que también fue la excusa con la que los grandes supermercados especularon con el precio de los productos como quisieron. Mientras, la gente ha sufrido una inflación del 23% en el precio de los alimentos o un encarecimiento de sus hipotecas variables de entre 350 y 700 euros. ¿Quién gana y quién pierde con la guerra? Gana Putin, ganan los EEUU, ganan los mercaderes de armas, los bancos y los grandes supermercados. Pierden los pueblos del mundo, como siempre.

Y no, que no vengan con ese discurso ridículo de que la guerra genera puestos de trabajo en el sector armamentístico. Todo ese dinero que va dirigido a esas empresas de la muerte, generarían igualmente puestos de trabajo si se invirtieran en cualquier otro sector, por ejemplo en el sector de los cuidados o en cubrir la carencias de nuestros servicios públicos. ¿O es que acaso invertir dinero en dependencia, sanidad o una farmacéutica pública no genera empleo? Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) del año 2022, se estima que una correcta inversión a nivel mundial en servicios universales de cuidado infantil y de cuidados de larga duración generaría 280 millones de empleos para 2030 y otros 19 millones para 2035, la mayoría de ello, además, que serían ocupados por mujeres, ayudando así de forma eficaz a luchar contra las desigualdad de género. Para ello sería necesario invertir en torno a un 3-4% del PIB mundial en esas políticas de cuidados. En 2007 los investigadores Robert Pollin y Heidi Garrett-Peltier, del Departamento de Economía de la Universidad de Massachussets, ya realizaron otro estudio, cuyos resultados se recogen en un artículo del Centre Delàs D'estudis Per la Pau que lleva por título “¿La industria militar crea muchos puestos de trabajo?”, sobre la cantidad de puestos de trabajo que generan una inversión de 1000 millones de $ en gasto militar en comparación con lo que generaría esa misma inversión en otros sectores como, por ejemplo, sanidad, educación, transporte público o construcción dirigida a la ambientalización de las casas y reparación de infraestructuras. Los resultados fueron demoledores: en cualquiera de las alternativas civiles se generarían más puestos de trabajo que una inversión igual en el sector militar. En el sector sanitario o en la rehabilitación de viviendas, se genera, por ejemplo, un 50% más de trabajos que en el caso de invertir en el sector militar. Si la inversión se realiza en el sector educativo o en el transporte público se generan más del doble de puestos de trabajo, en ambos casos, que la misma inversión en el sector militar.

En el Gobierno español actual, no obstante, lo están haciendo todo al revés: el dinero público lo gastan cada vez más en armas y los hospitales militares se los entregan a la sanidad privada, como han hecho recientemente con el Hospital de Chamberí y la empresa corrupta Quirón. ¿Sabe cuál es, en cualquier caso, más allá de la creación de puestos de trabajo que pueda conllevar, la principal diferencia de gastar dinero en armas o de invertirlo en otras alternativas como las citadas? Es obvio: que gastando ingentes cantidades de dinero público en comprar o fabricar armas se generan empleos, sí, y si se invierte en cuidados, también, pero que mientras las armas solo sirven, además de para eso, para generar valor de muerte, con la inversión en cuidados o en servicios públicos generas empleo y además generas valor de vida, de sociedad democrática y de dignidad como país. Así que busquen mejor otra excusa para justificar su deriva belicista porque esa no sirve.

En definitiva, que este Gobierno actual está convirtiendo a España, por mandato de la OTAN y de los EEUU, en un estado con una economía vasalla de la guerra. Esto es, que Pedro Sánchez no solo ha convertido a su partido y a su Gobierno en un partido y en un Gobierno de la guerra que no difiere mucho de lo que haría un Gobierno PP-Vox en esta cuestión, es que él mismo, que es a fin de cuentas el que toma las decisiones y ha permitido que así sea, se ha convertido en un Señor de la guerra. Exactamente lo mismo en lo que se han convertido la señora von der Leyen, el señor Borrell, el señor Scholz, el señor Macron, la señora Meloni, y la práctica totalidad de los jefes y jefas de Gobierno de los diferentes estados miembros de la UE. Una auténtica desgracia histórica.