Pedro Piqueras, un periodista honesto
“Gracias por permitirme entrar en sus casas”, así se ha despedido Pedro Piqueras (Albacete, 1955) de los espectadores de la edición nocturna de Informativos Telecinco, cadena donde ha pasado los últimos 17 años de los 50 que ha durado su prolífica carrera. “Entrar en sus casas” es lo que hacen los presentadores de informativos cada día y por eso es tan importante respetar la ética, el código deontológico, la democracia y a los mismos espectadores, porque la delgada línea que separa la información de la intoxicación se llama honestidad.
Pedro Piqueras tiene sus ideas políticas, que en ningún caso son de izquierdas, pero ha tratado con respeto todos los temas y a todos sus invitados.
Su ecuanimidad ha sido una garantía para informarse con cierta lejanía desapasionada. A la escuela del buen periodismo pasará su capacidad de llevar a invitados de todos los signos políticos a sus informativos para ser entrevistados. Con respeto, dejándoles hablar, saliéndose de los argumentarios del tertulianato y demostrando que tener ideología no es incompatible con la honestidad en este oficio tan maltratado por cloaqueros, correveidiles y traficantes de la mentira dicha en una locución perfecta.
En la franja de Pedro Piqueras competía Vicente Vallés en Antena 3, quien se ha hecho popular por intoxicar a sus espectadores con mentiras, medias verdades y argumentarios de la ultraderecha. Posiblemente si Piqueras hubiese querido liderar las audiencias podría haber copiado el modelo Vicente Vallés, pero ha preferido hacer periodismo y su marcha es aplaudida por una vida dedicada al periodismo, que debería ser el oficio más noble que existe y cada día se parece más a un cementerio ético.
Para la historia de la televisión pasará ese momento en el que Jorge Javier Vázquez conectaba con Piqueras para que hiciera un adelanto del informativo que empezaba a continuación de Sálvame. Un gesto de frescura y de saber en qué mundo vive un ‘periodista serio’, que se podría haber permitido el lujo clasista de otros colegas como Ángels Barceló o Carles Francino que, cuando a Jorge Javier Vázquez le dieron el Premio Ondas en 2009, se negaron a entregárselo al presentador de un formato que veían millones de personas y que ha sido más progresista que muchos editoriales de Francino y Barceló en la Cadena SER. El clasismo con el que se ha tratado a Jorge Javier Vázquez ha retratado a muchos periodistas estupendos casi tanto como la aparición de Podemos.
Pedro Piqueras se jubila por deseo propio, algo muy saludable en un mundo lleno de egos insatisfechos donde a sus líderes les cuesta dejar de creerse imprescindibles y dar paso a las nuevas generaciones. No es tan difícil ejercer un buen periodismo. Únicamente es necesario respetar a los espectadores y entender que una información veraz y honesta es requisito fundamental para que la democracia goce de salud.