Juanma pisotea Andalucía
Un viento malo sigue corriendo en Andalucía. Cogió impulso en junio de 2022 cuando el partido popular, ojiplático, obtuvo un resultado inesperado en las últimas elecciones autonómicas andaluzas que le permite gobernar con mayoría absoluta. La verdad que todo el mérito no es suyo, a ello contribuyó la política de desapego a la tierra a la vez que de sumisión a los poderes económicos centralizados en Madrid vinculados al PSOE de Andalucía y, por supuesto, la corrupción de buena parte de su entramado político en la gestión de fondos públicos. La corrupción es un común denominador del bipartidismo.
Ese fue el escenario propicio con el que se encontró Juanma. Con esa etiqueta de persona normal se presentó como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía y con gran euforia exclamó que “Estoy profundamente orgulloso y satisfecho de todos los andaluces. Andalucía va a tener cuatro años de prosperidad, de avanzar, de mejorar, de seguir adelante. De seguir gestionado los intereses de Andalucía con honestidad, transparencia, con moderación y serenidad. Los vamos a hacer cuatro años más".
El vendaval de prosperidad que pronosticaba Juanma es ya pura quimera. El informe AROPE señala un aumento de la pobreza alarmante, habida cuenta que el 37,5% de la población andaluza se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social; el 43,9% de los hogares andaluces tienen importantes dificultades para llegar a fin de mes y que, un 46,5 % de las familias trabajadoras no pueden hacer frente a gastos imprevistos.
Eso sí, el hombre no para de sonreír, será porque se siente satisfecho por el buen trabajo que está realizando, por eso se sube el jornal un 19% y acuerda con su compa bipartidista y secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, asegurarse una paguita de 75.000 euros anuales hasta la edad de 75 años, de lo que, se beneficiará, como no, su antecesora Susana Díaz. Ellos sí que saben.
Othar, era el nombre del caballo de Atila, rey de los hunos, azote de dios. Por donde el equino pisaba, cuenta la leyenda, no volvía a crecer la hierba. Según dicen, con él, se inició la desertificación en Iberia. Traído a la realidad actual de Andalucía, Atila es Juanma Moreno y los hunos su gobierno. Por donde pasan sus coches oficiales crece el desierto. Diezman el tejido productivo, vacían pueblos y ciudades mandando a la juventud formada a emigrar, la agricultura es obligada a trabajar a pérdidas, la negación del cambio climático tiene como consecuencia el despilfarro de los recursos hídricos, deterioran la sanidad pública adjudicando contratos millonarios a dedo al sector privado, provocando el menoscabo de la salud de las personas andaluzas con 1.045.106 enfermos y enfermas en lista de espera.
La educación pública va por el mismo camino. Además, del desvío de 5 millones de euros a obras del Estadio de la Cartuja que deberían haber sido destinados a las escuelas infantiles, se devuelven 119 millones de euros de los fondos europeos cuyo destino era para el primer ciclo de educación infantil, a la vez, la red de centros públicos andaluces pierden casi 2000 clases en favor de la enseñanza privada que incrementa su oferta concertando más bachilleratos, y cuyo presupuesto ha superado los 1.000 millones de euros en 2024, lo que constituye un hito histórico. Juanma cabalga al tarpán, pisoteando Andalucía.