Hacer bulto
Ya sé que estoy dentro del redil de la sección de “opinión” de este diario, pero les voy a dar una primicia, no un dato, una primicia. Según fuentes cercanas a Willy Veleta (un amigo que mientras me lo contaba se pidió un té con leche que no tuviera agua) va a haber elecciones anticipadas. No sé si se lo ha soplado el busto de Pablo Iglesias Posse al oído, o lo ha visto en la trituradora de papel del despacho de Pedro Sánchez en la sede del partido (tras horas pegando trozos como Chuck McGill). No lo sé. Son fuentes cercanas. Si ya no nos fiamos de las fuentes cercanas no sé qué podemos esperar de un país donde el Trinaranjus ha desparecido de los bares. Fuentes cercanas S.A. Fuentes, fuentes, que es lo que les jode.
Vamos con la fecha de las elecciones anticipadas, de la disolución de esta tortuosa legislatura que parece que nunca arranca. Según mi fuente A será antes de febrero (me parece demasiado precipitado). Según mi fuente B (que me lo confirmó junto a unos huevos rotos con gulas y gambas) será en mayo. Cuánta gente que conozco se va a tener que replantear su vida si esto sucede. No, no me refiero a la panadera de mi pueblo ni al pintor de brocha gorda de mi barrio. Por cierto ¿hay un animal más tonto que las gulas? Que ni es animal ni es ná.
Lo dije hace tiempo, pero nadie me escucha. Como no grito… Como no me impongo… No me sé vender. A la noche electoral de las últimas generales (lo puse ya en otro texto) Pedro llegó de mala gana a Ferraz porque no quería ser presidente. Es una pedrada mía, lo sé. Pero si no puedo tener una pedrada mensual apaga y vámonos. Que cierre la última. Pedradas cercanas.
Pedro mira a Europa como yo miro a mi espalda para ver quién es el siguiente en la cola para apuñalarme como a Jon Snow en Winterfell. Europa no acaba en los Pirineos, ni siquiera en Suresnes. La persecución a Begoña le dejó tocado por más que los más listos de la clase (que seguramente lo saben todo y me cerrarán el pico) digan que esos cinco días de reflexión fueron una jugada suya de ajedrez. Yo sigo pensando que no, que se lo pensó, que estuvo con un pie fuera de la Moncloa, con un pie encima de uno de los bonsáis que dejó el Señor X allí. Pedro no es un androide (al menos no del todo). Y este país es invivible. Las redes sociales están tomadas por un regimiento de anormales. Por suerte salen poco a la calle y les tienen que meter tranchettes por debajo de la puerta para alimentarles. No dan para más. Hay que salir más a la calle. Mira, Keanu Reeves viaja en el Metro de L.A., tan ricamente. Gente cercana. Fuentes lejanas dicen haberle visto en el Metro de Canillejas (Madrid) hace poco, bajándose un kebab de cordero. Vete a saber.
Yo si fuera Pedro me iría a vivir a Bután. El lugar más feliz del mundo. Se confirma en la película El Monje y el Rifle. Un alegato por la paz mundial, por la concordia y el cariño común
Además, ¿cuántos meses puedes aguantar viendo cada semana la cara de vinagre de los diputados y diputadas de Junts? Se te baja todo. Ya nadie da datos, ya nadie habla de la cal viva, ya nadie da de mamar a su bebé en el escaño. Madrid es infumable. En Europa las cosas se ven de otra manera. Se puede poner a dieta de Altamira, meterse en un gimnasio para buenorros y hablar todo el día de grandes cuestiones que no le arreglan la vida a nadie (por lo menos a las de siempre) y además allí no le tienes que ver la jeta a AR, Terradillos y demás filfa rodante.
Mira cómo le miraba la Merkel en Doñana. Pedro tiene memoria. Un despachito con vistas al Sena, al Rin, al Támesis (no sé por qué le llaman Thames). Se lleva a Albares de botones Sacarino y ya está. A Pedro le gusta que todo suceda en mayo. Fuentes cercanas como la de Machado y Guiomar. Úrsula mon amour. Yo le veo de prota en la próxima peli de Almodóvar con el nuevo gobernador del banco enemigo. Sánchez y Escrivá. “El oro de Kiev, no de Moscú”.
Yo si fuera Pedro me iría a vivir a Bután. El lugar más feliz del mundo. Se confirma en la película El Monje y el Rifle. Un alegato por la paz mundial, por la concordia y el cariño común. No hay nada más revolucionario y más justo para salvar nuestro culo y el del planeta entero que enterrar todas las armas en un agujero bajo una buena capa de cemento armado y bajo siete llaves. El que lo haga tiene mi voto de por vida. Adiós a las armas y adiós a invadir países por la patilla. Pero aquí todo dios es de gatillo fácil, pero nunca para volarse sus propios sesos. Están aquí para hacer bulto. Son un paquete.
Fíjate que el otro día iba caminando cerca de la casa de Pedro Almodóvar (el nuevo León de Oro veneciano) y escuché como un chico joven que iba de la mano de su chica le decía: —No pongas caras, que sabes que llevo razón—. No hay nada más tonto que llevar razón y no hay nada más bonito que poner caras. Hay que poner caras. Como ese Walter White antisistema al que pilla su cuñado con el fucking W.W. y abre los brazos diciendo: —You got me (Me has pillado). Aunque le costó pillarle.
Esta semana estuve en otra concentración contra los feminicidios. Ya van 35 en lo que va de año (además de 10 niños y niñas). Siguen matando mujeres cada semana y el único arma de momento son los minutos de silencio
Hay muchas tías que están rodeadas de tíos que siempre quieren llevar la razón y que no les dejan poner caras. Está caro el amor verdadero, por las nubes. Asaltar los cielos para volver a traerlo a casa, eso sí que molaría. Country road take me home. Me dieron ganas de decirle a esa tía que saliera corriendo, que son carne de divorcio jodido, que ella nunca va a poder ser ella misma si no puede poner caras. También me imaginé por qué ella le puso caras.
1- Cari tenemos que invertir en bitcoins a lo bestia.
2- Cari no me gusta cuando lloras porque estás como ausente.
3- Cari tenemos que pasarnos del eléctrico al híbrido. Estoy harto de parar tres horas en Burgos para recargar.
4- Cari vamos a tener hijos porque yo lo digo.
5- Cari me pone Beatriz Fanjul.
Ella se fue a casa pensando seguramente que lo único que hacía este tipejo era hacer bulto en su vida, poco más.
Esta semana estuve en otra concentración contra los feminicidios. Ya van 35 en lo que va de año (además de 10 niños y niñas). Siguen matando mujeres cada semana y el único arma de momento son los minutos de silencio. Los únicos que tendrían que hacer un minuto de silencio infinito son los asesinos, silencio de boca, silencio de manos, silencio de pistola, silencio de navajas, silencio escrotal. Callaos de una puñetera vez. Las queremos vivas. No queremos escuchar tus cantos de sirena, tu venta de humo ambulante, échate a un lado, piérdete. No controles. No mates. Que tus hijos e hijas no tengan que terminar en un ataúd blanco vicario. Queremos ver cómo pones caras cuando cierren tu celda en Alcatraz, rodeado de tiburones y no de las finanzas. Que al alcaide lo designe Macron. Se le da bien escoger a los más tontos para el cargo. Que vuelva a entrar La Nueve en París, s´ill vous plait.
Hace un par de noches vislumbré en el horizonte a una pareja de señoras mayores de la mano por la calle. Vestían prácticamente igual, parecían hermanas, muy unidas. Cuando mi amiga fue a hacerles la foto para ilustrar este texto (corre más rápido que yo) la increparon mientras les pedía permiso. Mi amiga vino rauda al banco en el que estábamos sentados arreglando el mundo y me dijo: —No son lo que parecen, son unas gilipollas—. Yo quería hablar de lo bonito que es que la gente se siga dando la mano a esas edades. De lo alucinante de llevarte bien con tu hermana y de seguir cuidándonos. Mi gozo en un pozo, en el pozo María Luisa. Aquí seguimos con la camisa roja. Cada vez somos menos, según fuentes lejanas. Armas de instrucción masiva.
Y así pasan nuestros días, deshojando impostores/as. Lo que parece y no es. La fachada, el posado en la playa, la cremita reparadora que no repara nada y el cine que nos gusta pero del que no aprendemos nada. En el cine está todo y probablemente en el humor también. Lo dicen fuentes cercanas… tomar a la buena gente por imbécil es la vía más rápida para llenar de canallas el planeta.
El otro día soñé (I had a dream) con una persona que se coló en las últimas olimpíadas y empezó a colgarse todas las medallas, de diferentes especialidades. Se subía al podio y sacaba a codazos a las ganadoras y ganadores. Saludaba al público, se tocaba el corazón con el puño, hacía el dibujito del corazón con las manos. La gente no entendía nada. Cuando pasó por el photo call (en mi sueño, claro) dijo una frase contundente: —Si no me las pongo yo ¿quién me las va a poner?, vamos no me jodas.
Resulta que esta persona competía en todo menos en las olimpíadas. Siempre era el mejor (o la mejor) en todo, pero nadie le colocaba una medalla y eso lo llevaba regulinchi. Al final importaba más la medalla que disfrutar todo lo bueno que supuestamente hacía. Sin un jurado acreditado parecía que su vida no valía nada, no tenía sentido. Se dejaba la vida por ser el primero o la primera en la foto finish. Un tostón, vamos. Haciendo bulto, cerrando rampas. Menos mal que era un sueño.
Esto me recuerda a una pintada que vi en la universidad de Georgetown hace muchos años y que en inglés decía algo así: —Si vas a ayudar a alguien para decirle a medio mundo que lo ayudaste… mejor no ayudes—. Help, I need somebody, help.
Las mejores medallas son las manchas de tomate y boloñesa sobre la camiseta o la camisa blanca. Deberíamos llevar babero para eso y para dejar de babear pensando que algún día se enterrarán todas las armas, que ningún tío le dirá a su pareja que no ponga caras o que en las próximas elecciones se presente alguien con el espíritu de Lucio Urtubia. Ahí lo dejo.
Y ya para terminar (que muchas me pedís que sea más breve) os diré que me ha felicitado mucha gente (cuatro o cinco personas) en la calle por algo que NO supone un cambio sustancial ni de ningún tipo en mi vida: —Enhorabuena Willy, me decían una y otra vez, sin especificar el porqué. Mi cumpleaños es en invierno así que no me encajaba nada. Winter is coming.
Cuando ya me aclaraban que era mi forzosa (por una paella mato) incorporación al Consejo Editorial de Canal Red (creo que está hasta Tirso, el perro de mi jefe) yo me comenzaba a reír y les aclaraba que no es un ascenso (no me gustan los ascensos) y que tampoco supone un cambio de paradigma en el eje del planeta. Realmente huele a una mezcla de Voll Damm con tacos al pastor en el Garibaldi, mire usté.
Pues eso, que puede que haya elecciones antes de un año y volveremos a ver en la papeleta a Marlaska & Robles. Que el desarme es muy fácil si lo intentas. Que Gaza sigue en nuestra ya desdibujada mirada diaria y que no necesitamos medallas ni humo envasado. Dame hechos que quiero morir. Y derechos. Y mucha izquierda. Lo dicen las fuentes más cercanas.
Ya lo decía Carmen Laforet: —Algunas cosas pueden parecer nada y lo son todo. Hay que saber ver, aprender a apreciar lo menudo y a despreciar lo que sólo hace bulto. Nada que parece grande o reluce en exceso tiene gran validez. Lo bueno es aquello que sin grandes destellos… lo llena todo.
Hacer bulto. No se puede explicar mejor. No seas un paquete.
La semana que viene quiero hablar del humor, de la única salida que nos queda (además del desarme nuclear y no nuclear) a este atolladero en el que estamos metidas. El humor como pegamento de nuestro día a día. Me voy de la mano de Gloria Fuertes y su maravillosa “ocurrencia”: —A mi edad me erotiza la gente buena.