Antonio Maíllo, un coordinador de emergencia para IU ante un posible ‘divorcio duro’ con Sumar

El primer examen de este profesor de Latín será el 9 de junio. Si Sumar sólo consigue tres eurodiputados y el candidato de Izquierda Unida, que va en cuarto lugar, no consigue su escaño, la organización puede convertirse en una batalla campal

Antonio-Maillo-X

Antonio Maíllo (Lucena, 1966) llegó en junio de 2013 a la dirección andaluza de IU de la mano de Diego Valderas, exvicepresidente de la Junta de Andalucía y su predecesor al frente de la federación con más militantes y poder institucional de Izquierda Unida. Maíllo venía de dar clases y ser director en un instituto en Aracena, en la Sierra de Huelva, donde vivía plácidamente y gozaba del cariño y reconocimiento del pueblo, donde había sido también concejal en la oposición. Hubo quien pensó que sería un apéndice de Valderas, pero pronto voló libre y acabó por distanciarse de su mentor, enemigo de las confluencias con Podemos, hasta no tener ninguna relación.

A este profesor de Latín, al que lo mismo lo puedes encontrar en una librería que una cafetería defendiendo la normalidad como una trinchera, le tocó gestionar la etapa más difícil hasta el momento de IU en Andalucía. La irrupción de Podemos en las elecciones europeas de 2014 cambiaron todas las preguntas a una organización política que creía tener todas las respuestas. En 2015, con los morados en la cresta de la ola, Maíllo pudo retener el grupo parlamentario y consiguió cinco meritorios diputados en el Parlamento andaluz después de una traumática experiencia de cogobierno con Susana Díaz que, salvo por los liberados e ingresos para sus arcas, a IU le dejó más sombras que luces.

De aquella época es una de las fotografías más icónicas de Antonio Maíllo y también de la crisis que se cebó contra Andalucía como con ninguna comunidad, hasta alcanzar una tasa de desempleo del 36%. La fotografía de Maíllo con las familias desahuciadas de la Corrala Utopía, uno de los símbolos sevillanos del 15M, no gustó nada al PSOE y fue el principio del fin.

El PSOE retiró las competencias de Vivienda a Elena Cortés, exconsejera de Vivienda, y usó toda su artillería mediática, con llamadas incluidas a las redacciones y el control absoluto de los informativos de Canal Sur, para vetar a IU en el discurso publicado sobre la crisis de la Corrala Utopía, que en realidad era la punta del iceberg del problema estructural de la vivienda en Andalucía.

El Gobierno de coalición no llegó a los tres años de vida. No por Diego Valderas, que hubiera seguido calentando el sillón de vicepresidente sine die, sino porque Susana Díaz adelantó las elecciones en el peor momento posible para IU. Por aquellos años, Díaz soñaba con ser secretaria general del PSOE y se paseaba por la planta noble de El País recordándole a Juan Luis Cebrián, expresidente del Grupo Prisa, que iba recomendada por Felipe González y que su padre había sido fontanero del Ayuntamiento de Sevilla.

Nada de esto sería posible sin suscriptores

Susana Díaz era la esperanza blanca del PSOE para frenar a un Podemos imparable, que en Andalucía estaba liderado por Teresa Rodríguez. En los comicios de marzo de 2015, Susana Díaz retuvo los 47 escaños que obtuvo cuatro años antes, irrumpió Ciudadanos con 9 diputados y Podemos con 15, mientras que IU se dejó siete diputados por el camino y salvó los muebles por la mínima.

Confluencia con Teresa Rodríguez

Antonio Maíllo se convertía de este modo en un líder de emergencia para una organización con serios riesgos de desaparecer. Frente a quienes defendían una IU identitaria que odiaba profundamente a Podemos y cualquier acercamiento a los morados, como la vieja guardia que lideraba Diego Valderas, Maíllo apostó por la confluencia con Teresa Rodríguez, a la que, cuando se fue de Podemos y provocó la demolición de la coalición Adelante Andalucía que con mucha generosidad había ayudado a levantar IU, la llamó “telúrica” en un artículo de opinión que tuvo una respuesta contundente de la anticapitalista.

De la confluencia con Podemos vienen muchas de las críticas que le hacen en el seno de IU. “Perdimos el perfil propio y quedamos subsumidos con Teresa Rodríguez”, dice un militante de Sevilla que ha ocupado diferentes cargos públicos y que califica a Maíllo como una persona que “tiene tendencia a construir un relato y un discurso preciosos, pero que no se compadecen con su práctica”.

En la misma línea se posiciona otro militante de base de Granada que, como su camarada sevillano, prefiere el anonimato: “Maíllo siempre se ha tomado muy en serio la convergencia, pero ha sido a costa del perfil propio de IU”. Ambos critican que no haya hecho valer la “historia, presencia y concejales” con los que cuenta la federación izquierdista en Andalucía.

Una opinión más amable es la que expresa Sebastián Pérez, coordinador de IU en la provincia de Córdoba, donde Maíllo ha recibido el apoyo del 87,7% de la militancia. “Antonio es un capital político fundamental, tiene liderazgo y un patrimonio ético y moral que necesitamos en estos momentos”, subraya Pérez que, al contrario que sus compañeros más críticos, no tiene ningún problema en que se desvele su identidad.

De no haber sido por la situación por la que atraviesa IU, Maíllo seguiría dando clases en su instituto y disfrutando de la vida sin el agobio y las mezquindades que se dan muchas veces en la política institucional. Sin embargo, el entreguismo de IU a Yolanda Díaz, unido a la ruptura de la unidad interna, provocaron que el aparato del PCE y de IU hayan acudido nuevamente a buscar a Maíllo como coordinador de emergencia.

De lo que más dudan sus críticos es de que tenga capacidad de cumplir la “carretera y manta” que ha prometido para engarzar internamente a IU y recorrerse toda España para revitalizar una formación política que, salvo en Andalucía y Asturias, es minoritaria hasta la marginalidad

El nuevo coordinador federal de IU ha sido elegido este fin de semana con el 78% de los delegados, ha prometido “carretera y manta” y una ejecutiva de integración que seguramente contará con la presencia de Sira Rego, ministra de Infancia y Juventud, muy próxima a Alberto Garzón y la gran derrotada en las elecciones primarias de un proceso en el que han participado poco más de 8.000 militantes. No obstante, ha despejado la incógnita: Sira Rego seguirá siendo la ministra de IU en el Gobierno de Sánchez. De este modo, lanza un aviso de tranquilidad ante un proceso interno que ha fracturado en cuatro facciones a su organización.

De lo que más dudan sus críticos es de que tenga capacidad de cumplir la “carretera y manta” que ha prometido para engarzar internamente a IU y recorrerse toda España para revitalizar una formación política que, salvo en Andalucía y Asturias, es minoritaria hasta la marginalidad en la mayoría del territorio español, sin apenas presencia en ayuntamientos y en los parlamentos autonómicos tras el descalabro de Unidas Podemos en las elecciones autonómicas de 2023, en pleno “proceso de escucha” de Yolanda Díaz.

“Una cosa es meterte en Huelva o Málaga y otra muy distinta es meterte en Cataluña o La Rioja”, dice una de las fuentes consultadas, que reconoce haber apoyado a Sira Rego en el proceso de primarias. El coordinador cordobés, al contrario, considera que el “compromiso militante” de Maíllo es lo que necesita en estos momentos una organización sumida en una profunda depresión interna por el maltrato de Yolanda Díaz, a quien IU le entregó todo el ajuar y se ha llevado la peor dote.

“Con Podemos se podía hablar”

“Con Podemos se podía hablar y se hablaba, pero con Sumar no se puede”, dice el militante granadino que ha apoyado a Antonio Maíllo en las primarias, no tanto porque fuera su candidato ideal sino porque “no quería que ganara Sira Rego”. Este militante reconoce que la relación con el partido de Yolanda Díaz “es muy difícil” porque “se monta todo desde Madrid y en la provincia no nos enteramos de nada”.

Sebastián Pérez es más prudente en sus valoraciones sobre Sumar, pero va en la misma dirección los militantes alejados del aparato: “Queremos un espacio más democrático, más transparente y con otras organizaciones”. Pérez no concreta qué organizaciones son, pero su compañero de Granada lo dice con más claridad: “Tenemos que recuperar los acuerdos con Podemos y ganar perfil dentro de Sumar”. El Ayuntamiento de Granada es un símbolo de lo que ha significado la ruptura del espacio de Unidas Podemos.

Los tres concejales que obtuvo conjuntamente en 2019 la formación morada en coalición con IU se convirtieron en cero ediles en las elecciones municipales de 2023. El 8% de votos que sumaron por separado las candidaturas de IU y Podemos no se ha traducido en ningún concejal y, por primera vez desde la recuperación de la democracia, la izquierda no tiene ningún edil en el Ayuntamiento de Granada.

¿Y si IU se queda sin eurodiputado como pronostica la encuesta de 40db para El País? “Nosotros ahora trabajamos para obtener los mejores resultados para Sumar”, señala, muy políticamente correcto, el coordinador cordobés. “Si Manu Pineda no entra de eurodiputado, Sumar se rompe al día siguiente”, apostilla el militante granadino.

Cuando Antonio Maíllo volvió a la actividad pública después de un tratamiento de cáncer, que lo tuvo apartado varios meses de la vida pública, regresó valorando el tiempo que había tenido para leer muchos libros que tenía pendiente y que no había podido leer por el ritmo frenético que demanda la política institucional. Cuando finalmente dimitió de su cargo de diputado en el Parlamento andaluz, fruto de una reflexión personal después de un cáncer difícil del que recibió el alta médica, en sus planes estaba disfrutar de su instituto, viajar, enamorarse y vivir con calma, como buen esteta que aprecia la belleza.

Sin embargo, la cabra tira al monte. Afiliado a IU desde que tiene 18 años, le ha podido más la crisis existencial que vive IU que las ganas de descansar. A su favor, la buena opinión que de él tienen muchos periodistas y el apoyo del aparato del PCE y de IU, con Enrique Santiago, portavoz de Sumar en el Congreso y secretario general del PCE, a la cabeza. En su contra, que los directivos de los medios no son de izquierdas, la desconfianza que despierta en parte de una militancia que, aunque reconoce su prestigio, se queja de sus formas “muy personalistas”.

 Los militantes más críticos desconfían de que vaya a conseguir fortalecer a IU y anticipan la dificultad que tendrá para integrar los apoyos variopintos y de intereses contrapuestos que ha recibido para ganar las primarias. Hay quienes también reconocen su “capacidad de integración, inteligencia y olfato político”, aunque a renglón seguido critican que “va por donde sopla el viento”.

El primer examen del profesor Antonio Maíllo será el 9 de junio. Si Sumar sólo consigue tres diputados y el candidato de IU, que va en cuarto lugar, no consigue su escaño, IU puede convertirse en una batalla campal a la interna y su relación con Sumar acabará en un ‘divorcio duro’, que diría Feijóo. Entonces, Maíllo quizás se arrepienta de haber dejado sus libros, su paz y su instituto, pero antes intentará ejercer un liderazgo ecuménico para corregir la balcanización a la que Yolanda Díaz ha llevado a la izquierda, con el apoyo expreso de la anterior dirección de Izquierda Unida.