“Cuando eres mayor no se acaba la vida”: Hablamos de ‘Mamacruz’ con Kiti Mánver
‘Mamacruz’, estrenada en el Festival de Sundance 2023, es la historia de una mujer que, tras años de dedicarse a cuidar a los demás, se da cuenta de que se ha olvidado de quererse a sí misma. Una película crítica, transgresora y valiente en la que su directora, Patricia Ortega, desmonta tabúes absurdos en torno a la sexualidad de las mujeres y reivindica la importancia del placer y el deseo para todas, todos y todes, incluida la gente mayor.
A continuación, comparto la conversación que tuve con Kiti Mánver, actriz protagonista, sobre la película y sus implicaciones. Hablamos de la sororidad, de los cuerpos, de la sexualidad de las mujeres y las personas mayores, de los cuidados y los autocuidados, de la religión católica y su huella en la sociedad española, de las desigualdades en la industria del cine y mucho más.
‘Mamacruz’ se estrenó a principios de este año en Sundance, pero hasta este viernes no se estrenará en las salas de cine. ¿Qué recorrido ha tenido la película en estos nueve meses?
Ha sido fantástico. La película ha tenido un recorrido internacional bastante grande antes de llegar hasta aquí y además con unas críticas buenísimas. Ha ganado el premio a mejor película en el Festival de Nashville, ha estado en Florida, en Chicago, en Australia también... En fin, ha viajado a muchísimos sitios y ha logrado unas críticas fantásticas, así que ahí vamos, recogiendo los frutos.
Yo siempre lo primero que digo es que esta película para mí es Patricia Ortega. Ella es una directora imponente que tiene una manera de contar historias que es sutil y minimalista pero explosiva a la vez. Sus historias están llenas de bombas. Cuenta cosas que nos llegan a lo más hondo. Así que yo estoy encantada de haber sido la protagonista de esta historia.
En la película interpretas a la protagonista, Cruz, o Mamacruz, como la llama su nieta. ¿Quién es Mamacruz? ¿Cómo la describirías?
Mamacruz es una madre-abuela como el montón de madres-abuelas que hay, que lleva toda la vida ocupándose de los cuidados: dedicándose exclusivamente a su familia (primero a su hija y luego a su nieta) y a la casa, que además trabaja fuera de casa para aportar dinero a la familia, y que, entre unas cosas y otras, va poco a poco olvidándose de su propio ser. Sin embargo, por casualidades de la vida, un día se pone en contacto con su deseo sexual y esto activa un motor dentro de ella, primero, con su marido, porque esta no es una película en la que ella no quiere a su marido ni nada de eso, pero también empiezan a aparecer un montón de cosas suyas que tenía olvidadas, incluso cosas de tipo artístico que tenía ella dentro. Por supuesto, esta reconexión consigo misma y su cuerpo trae consigo una serie de conflictos. Ella es una mujer religiosa, creyente, que trabaja para la Iglesia... Pero como la Iglesia todo lo que tenga que ver con el deseo sexual, especialmente el de las mujeres, lo ha visto siempre tan mal, Mamacruz se ve obligada a sortear una serie de obstáculos que no son fáciles: la culpa, el estigma, el qué dirán... Afortunadamente, se cruza en su camino un grupo de mujeres interesantísimas que la ayudan a salir de esa de nada en la que estaba.
‘Mamacruz’ es, en palabras de Patricia Ortega, un coming of age de la tercera edad que gira en torno a la sexualidad femenina en la vejez. Se me ocurren muy pocas películas, exceptuando quizá Buena Suerte, Leo Grande, que representen a las mujeres mayores como personas capaces de sentir deseo y placer sexual. ¿Por qué está tan invisibilizada la sexualidad de las mujeres mayores?
Tiene que ver con cómo funciona la sociedad. Primero, la sociedad siempre se ha formado con la Iglesia pegadita. Van siempre en conjunto. Las mujeres hasta hace bien poco han sido para procrear y para dedicarse a los cuidados, a administrar y a apencar. Todo gratis, además. Cuando yo era joven, a una chica que quisiera disfrutar del sexo y hablar de ello la llamaban guarra inmediatamente. Quiero decir, que no estamos tan lejos de eso, a pesar de que tengo muchos años. La mujer siempre ha estado limitada, no sólo en su desarrollo sexual, sino en muchos otros aspectos. El plano sexual es sólo uno de ellos. En lo sexual es cierto que las mujeres se liberaron un poquito a raíz del movimiento hippy y de todo el trabajo maravilloso que hicieron las primeras feministas en los siglos XIX y XX, pero hoy por hoy seguimos ahí apencando de gratis, como yo digo. Y todo lo que tiene que ver con el deseo femenino está muy, muy machacado. Así que esta película es un intento de visibilizar que no hay edad, no sólo para lo sexual, sino para vivir, para hacer realidad tus deseos, para seguir creciendo como persona y vivir una vida un poco mejor, que bastante dura es ya.
Esa invisibilización de la sexualidad femenina en la vejez y de la sexualidad de los cuerpos femeninos que se salen de los cánones de belleza puede tener consecuencias nefastas. Un ejemplo de ello es la falta de credibilidad que se les da a las mujeres mayores o a las mujeres con cuerpos no normativos cuando sufren una agresión sexual. ¿Cómo se soluciona este problema? ¿Crees que películas como ‘Mamacruz’ pueden contribuir a que haya un cambio?
El cine siempre ayuda. El cine, afortunadamente, sigue siendo de esos pequeños inventos que siguen contándonos cosas que, aunque sean ficción, están más cerca de la realidad que lo que vemos en muchísimos otros medios. Y ‘Mamacruz’ yo creo que ahonda en la idea de que el deseo sexual es algo que no se pierde. Esa concepción de que el deseo se pierde que nos han metido en la cabeza es mentira. Nacemos con ello y morimos con ello. Es posible que se vaya apagando un poco según va pasando el tiempo, pero eso no quiere decir que desaparezca, ni en las mujeres, ni en los hombres, ni en nadie. Entonces es muy necesario contar este tipo de historias porque, si se corta el deseo sexual, que es una parte de nuestra existencia y de nuestro ser tan absolutamente natural, es inevitable que se cercenen también otras partes de nosotras. Es como ponernos un corsé, que, nunca mejor dicho, también está presente en la película. De hecho, cuando me preguntan cómo llevo el tema del desnudo yo siempre digo que a mí me cuesta muchísimo más salir ahí con esa faja y esa ropa interior terrorífica que salir desnuda. Eso me da muchísimo más pudor.
Hay una escena en la película en la que Cruz hace una videollamada con su hija, que vive fuera por trabajo. Cruz está preocupada por ella porque no la ve bien y, en un momento de la videollamada, le pregunta si tiene orgasmos. La hija se queda ojiplática y le pregunta si está loca, a lo que Cruz contesta: “Hija, yo sólo quiero que te cuides”. ¿Por qué cuesta tanto ver el sexo como una manera más de cuidarnos?
Claro... Porque ella no se ha cuidado nada. De hecho, la hija se lo recrimina. No vamos a hacer mucho spoiler, pero sí, efectivamente. Y, de hecho, Mamacruz se atreve a decir eso porque ya ha entrado en contacto con otras mujeres que también están librándose de sus ataduras y de todo eso que nos han contado que no se puede hacer. Se atreve a hablar con la hija de esto, con mucho temor, porque una vez se da cuenta de lo que le ha pasado a ella decide que no quiere que a su hija le pase lo mismo.
Al fin y al cabo, la educación sexual no sólo ocurre en los colegios, sino que ocurre también en casa a través de esas conversaciones entre familiares, entre madres, hijas, abuelas, hermanas...
Eso es. Cuando Mamacruz le dice a su hija: “yo lo que quiero es que estés bien”, lo que le está diciendo es: “no quiero que acabes como yo”. Por eso es tan emocionante, ¿no? Ella está en esta diatriba de que ya no sabe por dónde tirar y le da miedo que a su hija le pueda pasar lo mismo.
Como decías antes, Mamacruz es una mujer creyente que va a misa todos los domingos y que cose ropa para los santos de la Iglesia, pero cuando redescubre su sexualidad, su relación con la religión cambia. ¿Hay lugar para el erotismo en la religión católica?
No quieren que la haya, pero haberla hayla, ¿no? Qué tontería. Si es que es una cosa que está en el Cantar de los Cantares y en más de un texto. ¿Sabes lo que pasa? Que este impulso de deseo que crece en el ser de Mamacruz la pone en contacto con algo que ella tenía olvidado. Porque ella es muy primorosa. No es sólo que ella sea buena costurera. Ella tiene dentro algo artístico, me atrevería a decir. Y todo lo que hace lo hace primorosamente. Por eso cuando le ocurre esto le pide también ayuda al cura de turno, al confesor. Lo que pasa es que, como siempre, la Iglesia no es capaz de darle ninguna respuesta. ¿Qué respuestas van a dar, si aún siguen ocultando tantas cosas y tantos desmanes que hacen con la sexualidad propia de ellos, que son hombres? Pues imagínate cómo son con las mujeres, que nos han apartado siempre. Nos tienen, pues eso, de criadas para coserles.
¿Qué opinas de esa resignificación de lo tradicional y de lo religioso que estamos viendo tanto ahora, no sólo en el cine español, sino también en la música y en otros ámbitos de la cultura y el arte? Pienso en películas como ‘¡Dolores, guapa!’, en la música de artistas como Rodrigo Cuevas, o en ‘Muero porque no muero’, la obra de teatro de Paco Bezerra que censuraron hace unos meses en los Teatros del Canal.
Creo que en realidad eso se lleva haciendo toda la vida. Tanto en teatro como en cine todo lo que son los textos antiguos y los mitos antiguos siempre se han estado revisando. No creo que sea una cosa de ahora. Pero bueno, me parece que es normal. Siempre viene bien recordar de dónde venimos y creo que esto nos permite dar un toquecito en la memoria de la gente, sobre todo de los más jóvenes, que tienen muchas cosas olvidadas o que ni siquiera las conocen, porque, lo creas o no, nos seguimos pareciendo muchísimo a nuestros paisanos de los siglos XVI y XVII. Tampoco ha cambiado tantísimo el ser humano. Y nos permite también ver paralelismos con lo que sigue pasando. Recuerdo algún espectáculo hice sobre Góngora hace tiempo en el que hacía ese recorrido desde lo que decía Góngora a lo que pasaba hoy en día. Al final es una manera de conectar las maravillas que había antes en la literatura o en el teatro con la gente joven para que vean que a lo mejor lo tienen más dentro de lo que ellos piensan. Es una memoria que está ahí pero que hay que despertarla.
No se habla mucho de cómo los actores pueden mantener sus carreras hasta bien entrada la tercera edad, mientras las actrices, una vez pasados los 50, empiezan a quedarse sin trabajo. No hay más que mirar las estadísticas, por ejemplo, de ganadores y ganadoras a los Oscars a mejor intérprete, para ver que hay una brecha de edad clara entre hombres y mujeres. ¿A qué crees que se debe esto y cómo podemos reducir esa brecha?
Por desgracia, no es sólo un tema de edad. Estamos en una profesión que, para vergüenza de nuestro país, apenas el 10% puede vivir de ella, lo cual es salvaje. No estoy hablando solamente de los actores, que también, sino de técnicos, etc. Estamos en una profesión muy, muy, muy, muy golpeada y muy dejada de la mano de Dios.
Pero bueno, si encima ya te pones a pensar en la edad y en lo que les ocurre a las actrices a partir de los 50... Yo he tenido el privilegio y la enorme suerte de topar en mi vida con Juan Carlos Rubio, que es un dramaturgo y director de teatro maravilloso con el que me he entendido muy bien desde el primer trabajo, que fue un montaje suyo hace ya casi 18 años. Desde entonces hemos hecho ya nueve montajes y una película juntos. A mí Juan Carlos Rubio me sacó de ese ostracismo y me ha hecho hacer, además, cosas muy, muy diferentes. Desde hacer un papel de hombre, a una pintora de la alta sociedad neoyorquina, a una vieja revieja, a una mujer embarazada ya en su límite de edad... Y han sido unos años muy fructíferos que me han hecho vibrar y que me han permitido mantenerme. Pero no es lo habitual, desgraciadamente, llegar a esta edad y que te pasen este tipo de joyas que te caen de pronto... Es una cosa poco común.
Sin embargo, es cierto que se empiezan a ver cositas. Eso sí, la mayoría de las veces dirigidas por mujeres. Afortunadamente, ahora con CIMA y el trabajo que están haciendo Cristina Andreu y todas las asociaciones estamos poco a poco consiguiendo acercarnos a la paridad, no sólo en la dirección y la producción, sino en todos los oficios que hay en esta profesión, para que la presencia de las mujeres y lo que tenemos que contar las mujeres, que es mucho, esté cada vez más equilibrado con lo que venimos viendo de los hombres. Porque es inevitable y es necesario, en el cine, en la vida, en la política y en todo.
Hemos hablado mucho de feminidad, pero ‘Mamacruz’ también refleja los problemas de la masculinidad hegemónica a través del personaje del marido de Cruz. La dificultad que tienen los hombres, especialmente de su generación, para expresar lo que sienten. La soledad que siente él cuando ella gana independencia y empieza a apoyarse más en las amigas... ¿Qué mensaje transmite ‘Mamacruz’ en relación con esto?
Es tristísimo, porque, cuando se da cuenta de lo que le está pasando, ella lo primero que hace es buscar a su marido, que es al que quiere. Entonces vemos esa hermosura y esa fidelidad que tiene ella, pero de verdad, porque se la cree y porque la siente, frente a la tristeza de ese marido que también se ha olvidado de su deseo. Efectivamente, la película no habla sólo del deseo sexual de las mujeres, sino también del deseo sexual de la gente mayor. Y en este caso el personaje del marido está como acobardado al respecto. Primero, tiene miedo de que sea un engaño o algo así. No es capaz de dar un paso... Está advirtiendo del terror que significa para la vida y de la muerte que es eso de dedicarse solamente a ir al bar a jugar tu partida de dominó, habiendo tantísimas cosas que se pueden hacer. Y no me refiero solamente al plano sexual, sino a todas las cosas que la vida tiene que ofrecer. Cuando eres mayor no se acaba la vida. Ni la vida sexual, ni social, ni intelectual. Es una etapa en la que, para empezar, hay amor sexual. Pero es que, además, cuando te vas haciendo mayor se va desarrollando un amor enorme hacia muchísimas cosas: hacia la vida, hacia las personas, hacia la solidaridad, hacia un montón de cosas. Y quedarse ahí quietecito y pequeñito, haciendo como una rutina continua, es mortal. Y ahí Patricia Ortega da también un toque de atención interesante. ‘Mamacruz’ es una crítica, pero también está lamentando que sea así, que esto nos pueda pasar a todos, no sólo a las mujeres.
Puedes ver el tráiler de la película aquí: